miércoles, 8 de mayo de 2013

Anécdotas de un mejillón y una leona (XXIII)

Aventuras majoreteriles en Murcia


La foto no está hecha en Murcia, pero es que de allí no tengo ninguna.
El vestido y el sombrero los confeccioné yo. Sí, el sombrero de copa también; tenía un compartimiento secreto para guardar el tabaco, el encendedor, el DNI y dinero. Después de lo que ocurrió en Igualada, que narro en la entrada anterior, toda precaución era poca. El tabaco era porque solíamos tener frecuentes paradas deshaciendo la formación, descansando un rato, ya que los desfiles duraban varias horas y no era plan pedir un cigarrillo a los agentes locales, ¡juas!

Podía hacerlo, me dieron permiso por dos motivos: que ya era capitana y solista, y que tenía problemas de talla con los uniformes habituales, pensados para palos de escoba como Esther, je je je...
A Juanito le encantó el vestido: "Pareces una vedette".

Las solistas hacíamos una exhibición al margen de la formación, tirando la vara al aire y con coreografía propia, marchando delante de la capitana de turno y su tropa. Normalmente era una por unidad, aunque a menudo una sola para todo el desfile.
Las unidades eran grupos con distintos uniformes y tareas, como las abanderadas, y en las Fiestas de la Mercé, a caballo y en moto.
Incluso unas navidades, se formó una unidad haciéndo rodar unos enormes balones. El viejo Carrera me llamó a su despacho para adjudicarme mi puesto: "Tú irás delante, "en" pelotas" (en vez de "con" las pelotas)". Y soltó su risita de viejo verde. No me inmuté, una vez ya le amenacé con partirle encima el asta de una bandera que empuñaba cuando intentó tocarme en ese despacho, aprovechando que estábamos solos.
En esta ocasión, con lo de las pelotas, estaba Roberto. Hizo un gesto de desagrado y le dijo al jefe que lo dejara estar, no fuera a insistir y se ganara un zarpazo. Roberto ya me conocía y sabía que yo no era una ovejita...

Volviendo a Murcia, fuimos para tres días, lo habitual en las fiestas mayores. Nos alojaron en un Colegio Mayor de chicos, vacío entonces por las Fiestas.
No éramos las únicas Majorettes, también habían contratado a un grupo francés, 'Violet Toulosiane', con su propia banda de música. Nosotras no teníamos banda propia y tuvimos que usar la de los franceses, que tocaban enmedio de ambos grupos.
Dada mi carencia de audición, ignoro si fue bien el apaño, ya que yo no oía la música y me movía dando vistazos a mis compañeras, más rápida o más lenta, según lo hacían ellas.
Mientras formé parte de la tropa no había problema al ir en formación, pero claro, otra cosa es estar delante de todas y no enterarte de nada. Afortunadamente, como podía moverme libremente y girar constantemente, lo mantenía controlado vistazo a vistazo.

El primer día de estar allí, vino Juanito por la tarde con un periódico local. Se nos llamaba "Las chicas soldado", aunque no recuerdo más del artículo, ya que no pude leerlo detenidamente, sólo este titular.

Al día siguiente, después de la actuación de la mañana, se nos concentró en unos jardines y el alcalde soltó su discurso delante nuestro, en formación.
Como no me enteraba de nada de lo que decía aquel hombre delante del microfóno y en su tribuna, andaba yo pensando en mis cosas. En esto que veo que mi hermana, unos metros más allá, como tropa, saca su cara de la formación y me dice sin voz: "¡Sonríe!". No entendía nada, pero era grave que se me dirigiése de esta manera, así que solté una esplendorosa sonrisa. ¡Un atronador aplauso, solicitado por el edil, fue la respuesta!
Luego me contó que el alcalde creyó que yo era la capitana absoluta por ser mi uniforme distinto a todos, ya que los de las capitanas y solistas eran de la empresa y tenían reminiscencias de los de la tropa.
El pobre hombre decía en su discurso "La capitana está muy seria... ¿No sonríe la capitana?". Y mi hermana se descuajeringaba diciéndome que Milagros, la capitana de ese día, se estaba partiendo la boca con una sonrisa desesperada que parecía el cuadro del arlequín con la boca tajada de un cuchillazo, ¡juas juas juas!

Su venganza fue terrible. Cuando Juanito quiso hacer una foto de todas en la escalinata de los jardines, le dijo que nos colocara a su gusto para el grupo. Primero me colocó arriba, entre las capitanas y solistas, lo normal, pero... de pronto me sacó de allí y me colocó al final, abajo de todo, debajo de la tropa.
¡Gracias, tonta Milagros!, así me significaste completamente: era única, ni tropa ni capitanas de chichinabo, celosas, envidiosas y vengativas, porque con un uniforme como el mío, era obvio que no formaba parte de la tropa y en la foto aparecí delante de todas, con el grupo completo detrás mío. Jefa absoluta, je je je...
La Rueda gira y muchos desconocen el significado de arriba y abajo ;D

Mañana continuaré con las andanzas de Murcia, que no es bueno soltar un tocho de golpe.



2 comentarios:

  1. Hola!...
    Empiezo por el final: Hace usted lo mejor, pues los lectores de blogs quieren cosas cortas. Yo divido en dos también muchas de mis colaboraciones.
    Iba a publicar mañana, pero lo dejo para el lunes, para que se vean sus dos últimos posts todo el fin de semana. El siguiente lo pondría el miércoles, si no tiene usted otro a la espera, pues yo tengo dos ya redactados y corregidos. Estamos haciendo una buena página de historia personal del artisteo, je, je!

    Gran vedette!... Por supuestísimo!... La más grande vedette de España es bajita, no lo olvide: Doña Lina Morgan. Que se joda la tía Milagros y el viejo Correa, que no la conquistó, ja!

    El artículo "Las chicas soldado" igual lo puede usted conseguir. Tiene que estar en los archivos de uno de estos dos periódicos: "La Verdad" o "La Opinión", son los rotativos más señeros de Murciapolis.

    Gracias por esta refrescante historia de su "paso triunfal"por la capital de La Huerta.

    Feliz dia, Super Majorette!

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    1. Efectivamente, las narraciones blogueriles deben ser cortas si pretenden atrapar la atención porque a los lectores les gusta saltar de un blog a otro para distraerse. Las novelas se leen mejor en la cama o en una sala de espera, je je je...

      Bien, para mañana publicaré la segunda parte de Murcia y espero que no se alargue en una tercera, pero no sé, porque fueron tres días muy intensos y aquí sólo está el primero.
      Cierto, cierto, tuvo usted buena idea con esta recopilación conjunta.

      ¡Uf! Milagros era rencorosa a más no poder. En otra ocasión, en Barcelona, durante La Mercé, exigió ocupar mi puesto de capitana de abanderadas y mi unidad se amotinó a gritos: "¡No queremos a Milagros! ¡Queremos a la capitana!". Hasta el par de agentes de la Urbana que nos acompañaban desde la mañana tenían deseos de sumarse, ¡juas!
      El motivo era que yo había montado una coreografía con ellas, en cinco minutos. Ya sabe, la empresa no hacía coreografías, todas marcando el paso en dos filas, con las banderas rectas. Las hice cruzarse en diagonal, formar una sola fila, marchar en S, en círculo, ondear las banderas en un lado y luego al otro... Total, que cuando la reina de la envidia lo vió, exigió esa unidad para ella.

      No puedo encontrar el artículo de 'Las chicas soldado' porque las hemerotecas de ambos diarios son digitales y no llegan a aquella época.

      De nada, celebro que le guste.

      ¡Buen día!

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