jueves, 27 de agosto de 2015

Concurso Veraniego de Relatos Cortos 2015. XVI

Las bases del concurso aquí.

RELATOS ANTERIORES:



Fábrica de Sueños 
Risa cantarina
¡Antes le pegaré fuego! 
El chuchete poseido por la nutria
MOSQUITO 
La playa de mamá 
DESTINO FINAL 
Descubrimiento y castigo 
VACACIONES EN EL MAR
LOS PROTOCOLOS NO SON PARA EL VERANO...
Posiblemente una historia triste 
LA OTRA CARA DEL VERANO
Saque de honor 
LA CHAPA
Trueque de amor


KUNG FU de verano. Leona Catalana






Catalina era muy inquieta, guasona, y gozaba de gran inventiva para enredar a sus amigos, los cuales solían picar incautamente porque no sólo era buena actriz, sino que se preocupaba de armar sus trolas con toda seriedad y lujo de detalles.
A sus doce años ya gozaba de un amplio historial de bromazos de gran calibre, como cuando le dió a un compañero de clase  un buñuelo de plomo la mar de brillante y guapo, resultado de los trabajos de su padre con el soldador de mano, residúos que quedaban en la tabla de madera, gota a gota, formando casi una joya brillante y que ella despegaba. Le dijo a su amigo que era una joya extraterrestre y se la daba en agradecimiento a su amistad. Su amigo se tragó la trola con un agradecimiento infínito, flipando extasiado.
Claro que luego le contó la verdad, siempre lo hacía y nadie se enfadaba, tal vez por la vergüenza de haber picado, je je je...

Aquel verano estaba de moda la serie de televisión KUNG FU y a Catalina le encantaba. Bajó al pueblo y se compró unas pegatinas corporales con las improntas del dragón y el tigre que "el pequeño saltamontes" se grabó a fuego asiendo con sus brazos el caldero al rojo vivo donde dichas imágenes estaban grabadas.



Se las aplicó en la cara interna de sus antebrazos y salió la mar de chula a lucirlas sin más. Pero... ¡Paf!, era su sino: un chaval de la urbanización le preguntó cómo se había hecho esas marcas. Catalina pensó que si era tonto, había que aprovecharlo.
Le contó una trola de tres pares, que naturalmente, había asido el caldero al rojo vivo en una ceremonia secreta y tal y tal..

- ¿Dónde?
- En una cueva.
- ¿Cual?
- Ahí abajo, debajo de La Miranda.

Esa cueva existía, Catalina había estado con su hermano y otros amigos, pero era de muy difícil acceso, peligroso.
El pesado no la conocía, no era capaz de semejante hazaña, ¡pero ahora sí sabía dónde estaba!
Catalina se dió cuenta de su error demasiado tarde. Bocazas.

- ¿Y puedo ir y encontrar el caldero?
- No. No encontrarás nada, no eres un iniciado.

El chaval empezó a mosquearse: "¡Es mentira!". Catalina intentó mantener su prestigio y dijo que sólo se podía ver de noche, que de día nanay. "Pues esta noche bajaré", dijo el inconsciente antes de irse airado.
"Horror -pensó Catalina- Si de día ya es peligroso y no sabes dónde poner los pies si no te guía alguien que ya haya estado, este gilipollas se me mata esta noche".



Esa noche Catalina apenas cenó. No dejaba de darle vueltas al asunto, preocupada por el chaval.
Cuando se fue a la cama, en la habitación que compartía con su hermana y una amiga de esta que estaba unos días con ellos, les explicó lo sucedido.
Tomó la determinación de salir cuando sus padres se hubieran acostado e ir a La Miranda. Sabía que el chico, igual que ella, pues además, tenía menos edad, no saldría de casa hasta que sus padres se acostasen, antes era impensable.

Cuando la casa quedó a oscuras, Catalina se deslizó silenciosamente hasta la puerta y la abrió. ¡Ja!, la maldita puerta chirrió como un gato al que han pisado la cola. "¡Joder!, nunca me he fijado".
Salió, la cerró y corrió a esconderse debajo de la escalera. ¡Justo a tiempo! Su madre apareció con su viejo camisón y mirada de lechuza, dió un vistazo, no vió nada sospechoso, y cerró.
"Ahora sí que la he hecho buena -pensó Catalina- no podré volver a entrar porque ha echado la llave. En fin, vamos al asunto primero y luego veremos".

Se dirigió a La Miranda, que estaba cerca de su casa, dió un vistazo abajo y no viendo movimiento, se sentó en el suelo, junto al murete de piedra, y se dispuso a esperar. "Anda que si el bobo ya está estrellado más abajo... Glubs". Procuró no pensar en ello y mantuvo sus sentidos alerta.

Calculó que habían pasado como dos horas y nada. "Debe estar durmiendo a pierna suelta y yo aquí, como una tonta".
Se levantó, anquilosada, y regresó a casa, añorando su cama. "¿Y ahora cómo narices entro?"
Saltó la valla del jardín, igual que antes, rodeó la casa y, cogiendo un puñado de gravilla del suelo, se plantó debajo de la ventana de su habitación. Tiró la gravilla a lo alto. La ventana estaba abierta, era verano, pero les había dicho a su hermana y su amiga que estuviesen alerta por si necesitaba su ayuda.
Ni flores. Nada de nada.
"Bueno -pensó- dormiré en la leñera y mañana haré ver que he madrugado".
Narices, la leñera, era incomódisima. "No fastidies, Bobi es capaz de roncar aquí, tan feliz". ¡Ja! Bobi, el pointer, se echaba unas siestas en la leñera porque le daba la gana, que su colchoneta la tenía dentro de casa y allí hacía horas que roncaba, no se había coscado de nada.

Catalina claudicó, se le cerraban los ojos y sólo pensaba en su camita, su blando colchón y su almohada.
Subió y llamó a la puerta. Su madre se pegó un susto al verla.

- ¿Dónde estabas?
- En la leñera -era cierto, ¿no? Je je je...
- ¿Qué bañera? -¡Otia!

Le contó a su madre una trola de las suyas, que había hecho una apuesta con su hermana y la otra a que pasaría la noche en la leñera, pero que había perdido. Mami se lo tragó sin pestañear y le dió un beso de buenas noches.
Cuando entró en su habitación, aquel par de traidoras estaban despiertas, ¡por supuesto! Estaban cagaditas de miedo, las muy cobardes. Claro que habían oído caer la gravilla en el suelo de la habitación, pero no se atrevieron a moverse de sus camas, ¡no se atrevieron ni a respirar!

En cuanto al chaval, se rajó y no fue a la cueva. "Panda cobardes - pensaba Catalina furiosa- todos son unos cobardes de tres pares".



16 comentarios:

  1. ¡Buenas tardes, super narradora!
    La prota de la trama, Catalina, comienza en plan de heroína burlesca y termina desengañada de las pocas ganas que tienen de abrazar el mundo del riesgo y la fantasía los que no son como ella. Le fallan su hermana, la amiga y el iniciado. Parece que usted desea servirnos en bandeja la moraleja de que nos dejan solos a los imaginativos. Parece que quiere escribir un "contra cuento", expresión que acuño en este momento, porque "gracias" a los tres personajes que no se implican en la aventura nos perdemos un rato de diversión con los apuros del "iniciado" en la cueva de la Miranda y la complicidad de las tres chicas recreando el choque en la cueva de la prota con el chaval de la urbanización. Quizás, contemporizando un poco la cosa, el chaval prefirió dejarse llevar esa noche por un juego en la videoconsola o la estupidez televisiva de turno. Ese chico, si sigue así, no estará nunca preparado para disfrutar de nuestros amigos Ignatius e Lisbet Salander, su nueva amiga literaria, Doña Leona.
    Oiga, lo del "buñuelo de plomo" supera a mis maldades narrativas, ¡je, je!
    Enhorabuenísima por el relato.

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    1. ¡Gracias, señor contramaestre! Su disección de los relatos siempre resulta fascinante.

      Así es, los imaginativos somos pocos, yo sólo le conozco a usted como igual, por más que mire a mi alrededor, nada de nada.

      Pues es verdad, todavía no conozco bien a Lisbet Salander, pero es cierto, tiene una gran retirada a nuestro admirado Ignatius J. Reilly que nos arranca grandes carcajadas.

      ¡Ja ja ja! El buñuelo de plomo es eso exactamente, un montón de gotitas de plomo que caen del soldador de mano, muy pequeño, para soldar hilos eléctricos en piezas de precisión.
      Al final queda en la tabla de madera un buñuelo brillante como una joya, precioso.

      En fin, los carentes de imaginación no saben lo que se pierden. Lástima.

      ¡Buenas tardes-noches!

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    2. Se encuentran ellos muy a gusto enfrentándose a vaquillas o viendo tele basura. Son felices a su manera, no se cuestionan las cosas, aman apasionadamente a sus líderes y odian cerrilmente a los que no son como ellos. No conocen término medeio ni matices. Lo más escalofriante es que son mayoría en el planeta. ¡Buenas noches ya casi, je,je!

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    3. Bueno, no se trata de poner etiquetas, amigo mío.
      Los faltos de imaginación son de muchas ideologías y opiniones, incluso amigos nuestros, muy queridos.

      Se trata de algo inevitable y sin remedio que no tiene por qué ser denigrado.
      Arriba he dicho que ellos se lo pierden porque es así, pero sin querer ser peyorativa porque se trata de un hecho, sin etiquetas,

      No sé si me explico bien, la verdad.
      Si acaso, pensemos en cierta persona muy cercana a usted. Carece por completo de imaginación, sin embargo, no es una persona adicta a toros ni vaquillas, ni ama apasionadamente a ningún líder, ni odia a nadie. ¿Lo entiende ahora?

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    4. En serio, he hecho una simplificación, un botón de muestra, no he puesto etiquetas, he presentado unos modelos que están ahí, que los vemos y los sufrimos a diario. Naturalmente, el catálogo es más extenso.

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    5. Si no me ha entendido a la primera, no seré yo quien insista.
      Pero repito que usted, a veces es muy corto.

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  2. Jejeje me he reido mucho imaginandome a la traviesa e inquieta Carolina. Esta claro quel a imaginacion desbordante ya se deja ver desde corta edad. Aunque yo creo que todos los niños nacen con imaginacion pero desafortunadamente nos la cortan por todos los flancos y no se fomenta en absoluto con el sistema de enseñanza que tenemos y que da proridad a otras cosas. Yo particularmente envidio enormemente ese don que teneis algunos.
    Me ha gustado mucho y por supuesto estupendamente escrito. Por cierto, la madre no debia ganar para sustos con esa Carolina jeje.

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    1. Catalina. La prota se llama Catalina.
      Pues no sé qué decirte sobre eso de que los niños nazcan con imaginación y luego les cortén las alas. O tal vez sí, acabo de acordarme de algo que... Tal vez lo use en otro relato porque resulta interesante.

      Gracias, guapa. Y no te preocupes, la madre de Catalina tenía un aguante de tres pares, je je je...

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    2. También estoy en desacuerdo con Mar, de padres tarados o muy represores, o digamos autoritarios, han salido grandes genio. A bote pronto me viene el caso de Kafka. La imaginación o el talento pienso que es cosa genética, y no exactamente de un gene heredado de nuestro padre o nuestra madre, puede venir de más atrás.

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    3. Kafka ya estaba tarado por sí mismo, oiga. Nunca he conseguido leer nada suyo, por temor a terminar tarumba como él.

      El resto se lo dejo a Mar, que es a quien usted responde.

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    4. Pues usted se lo pierde. "La metamorfósis" lleva la fama, pero le aseguro que "Los cuentos de Kafka" merecen realmente la pena.

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  3. Eso, Catalina jaja. Nada mas escribir el comentario anoche me di cuenta pero ya no podia corregirlo.
    Pensar en niños pequeños que conozcais ¿alguno no tiene imaginacion? La genetuca puede influir, claro, pero todos nacemos un pico con ese potencial que podria desarrollarse mucho mas. En la escuela os aseguro que no se fomenta ni se desarrolla nada de nada.
    Buen dia a los dos!!!

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  4. Jejeje, magnífico relato. Me ha gustado mucho. Sólo un detalle: no me parece realista que mami no le dé a Catalina un beso de buenas noches... más bien le daría un guantazo de buenas noches, por osar salir de casa a esas horas, y encima hacerla levantarse. Pero bueno, supongo que yo no soy quién para quejarme de la falta de realismo de relatos protagonizados por niños, ajajaja.

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    1. Bueno... en realidad he usado mi imaginación para unir dos anécdotas sucedidas a distinta edad.
      La de la Catalina de 12 años sucedió exactamente cuando el chaval se fue, sin creerse lo del caldero.
      En la fuga nocturna, Catalina ya tenía 18 años y sí, se fue a una cueva, pero no cerquita de casa precisamente: la discoteca LA COVA.
      ¡Juas juas juas! Y llovía, conque no pudo sacar la moto porque además, la cancela del jardín chirriaba como mil demonios, eso sí lo sabía perfectamente. Era larga, para el paso de vehículos y a papi no se le ocurrió nunca engrasarla.

      Este relato ya lo publiqué en una edición anterior, con todo lo que ocurrió esa noche, conque no iba a repetirlo, sólo tomar algunos detalles, je je je...

      Y sí, mami le dió un beso de buenas noches a Catalina. Al día siguiente crujió a papi: "¡Anoche te dejaste abierta la puerta!". Claro que no, la llave estaba siempre puesta en la cerradura, ¡juas!

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