RELATOS ANTERIORES:
Fábrica de Sueños
Risa cantarina
¡Antes le pegaré fuego!
El chuchete poseido por la nutria
MOSQUITO
La playa de mamá
DESTINO FINAL
Descubrimiento y castigo
VACACIONES EN EL MAR
LOS PROTOCOLOS NO SON PARA EL VERANO...
Posiblemente una historia triste
LA OTRA CARA DEL VERANO. Mar Almería
Marina odiaba el verano o más que odiarlo lo temía. Ahora que más
o menos estaba la cosa tranquila, pronto otra vez estarían desbordados. La
tensión se respiraba cada día en el trabajo, tratando de preparar todo y hacer
hueco, inútilmente porque seguro que a pesar de todo faltaría, para acoger a
esas nuevas criaturas asustadas y necesitadas de tantas cosas.
Aún recuerda cuando llegó, hace ya casi un año a trabajar a SOS Albergue de Perros Vagabundos. Más
de 600 perros abandonados, 600 almas deseosas de recibir un poco de cariño y de
cuidados básicos. Sabía que el trabajo no sería fácil, psicológicamente duro y
físicamente agotador. Cargar y descargar sacos de pienso, limpiar los pises y las cacas de los cientos de
cheniles, tratar de evitar peleas y ataques inevitables en las manadas que, al
fin y al cabo, se basan en la Ley del más Fuerte y en las que no tienen
cabida los débiles. Pero ella veía más allá de todo eso. Para ella su trabajo
no era “limpiar mierdas” como dirían algunos, para ella consistía en dar una
vida medianamente digna a esas criaturas que esperaban cada día con impaciencia
la llegada de los trabajadores que, como Marina, eran sus únicos dueños. Y así
pasaban los días, con pesadillas cada noche y con sentimientos encontrados. Por
un lado la satisfacción de dar una pizca de felicidad a esos perros y conseguir
que, después de llegar allí asustados, acabaran por mover su cola en
agradecimiento a lo poco o lo mucho que Marina podía darles. Por otro lado, la
desesperación de ver cómo muchos de ellos no superaban su estancia allí, cómo
la lucha contra los virus era a menudo infructuosa. Malditos virus que se
agarraban sin compasión a los inocentes cachorros cuyo protocolo de vacunación
era demasiado lento para superarlos. Malditos y repugnantes virus que en menos
de dos semanas acababan con la vida de los pequeños que llegaban al albergue
con sus caritas inocentes y ganas solamente de corretear y jugar.
Marina temía el verano. Cientos de perros nuevos llegarían al
Albergue, tras ser abandonados por otros cientos de seres egoístas y
desalamados, porque esos que no son capaces de ver en la mirada de un perro la
bondad y la fidelidad no merecen ser llamados personas. Como siempre, Marina
haría lo imposible por que pronto se sintieran lo más arropados posible. No
sabía cuánto tiempo seguiría trabajando en el Albergue pero sí sabía que
tendría que ser porque así lo decidieran los dueños, pues por sí misma, por muy
duro que fuese el trabajo, no podría tomar esa decisión, de algún modo sería
como traicionar a sus animales.
El verano llegará y el verano pasará, unos sobrevivirán y otros no
¿ley de vida o crueldad humana?.
Excelente relato, basado en una tremenda experiencia personal.
ResponderEliminarPor desgracia hay mal llamadas personas que ven en los perros un juguete al que se abandona cuando cansa. ¿Mentalidad infantil? No. Crueldad sin más, porque un niño nunca accederá a abandonar a su mascota, lo deciden los adultos.
Enhorabuena por el trabajo con estos seres indefensos y por relatarlo. Es triste, pero hay que mostrarlo.
¡Mar, fenomenal! Nos estás descubriendo tu faceta, no de narradora, sino de buena narradora. Pienso que deberías prodigarte más. Respeto al contenido de tu trabajo, empezaré por el final. Te cuestionas si es "ley de vida o crueldad humana" Quizá la crueldad humana forme parte de la ley de vida, aunque sea difícil de aceptar. Se me podría responder diciendo que no todo el mundo maltrata o abandona a sus animales, o ambas cosas, pero sí "casi todo el mundo" pasa del infortunio de un perro que, por ejemplo, ha sido abandonado en la carretera o está siendo maltratado por su amo en plena calle. ¿A eso lo podríamos llamar "crueldad pasiva"? Suscribo la opinión de Leona Catalana.
ResponderEliminarEn cuanto al líder de la manada te contaré una experiencia mía. Una de mis locuras de juventud fue recorrer la costa catalana buscándome la vida como rapsoda o declamador de poesía. Fue en verano. En Arenys de Mar dormí en la playa y me protegió el jefe de una jauría de que me atacasen otros perros. Todos mis "partidarios" durmieron al lado mio.
¡Pase felizmente el resto del fin de semana, narradora!
Por cierto Don, la experiencia que me ha contado seria una buena historia para un relato
ResponderEliminarVaya, parece que el primer conent
ResponderEliminarario que he puesto no ha salido, me he liado... Decia mas o menos asi:
Me siento realmente honrada con vuestras palabras. Quiza es que esa experiencia vivida que me oprimia(o me oprime), necesitaba de alguna manera salir y ser expresada. Las palabras han salido casi sin esfuerzo, yo solo me deje llevar por los sentimientos. Gracias de corazon, amigos. Y solo una cosita mas ¿se os ha caido alguna lagrimita? Jeje
Efectivamente, el primer comentario no ha llegado, lo he buscado infructuosamente, dado que el segundo (primero publicado), da a entender que es una continuación.
EliminarMenos mal que estamos en contacto privado y se puede solucionar.
Toda opresión necesita salir, querida amiga, tarde o temprano acaba saliendo y esta idea del concurso te ha dado la oportunidad. ¡La has aprovechado muy bien!
¿Lagrimita? ¡Cállate, joía!
Sonrisas y lágrimas, ¡je, je! Mi inmediato relato no va a provocar ni una sonrisa, a no ser que lo lea algún sádico.
EliminarEfectivamente, Mar, la escritura es una válvula de escape, un desahogo con el aliciente de hacerlo de una forma creativa para gustar al que lo lee.
¡Feliz domingo!
Esta muy bien, Mar me gusta mucho es precioso, y es una pena que tenga que ser así, tantos animales abandonados por el ser humano, un besazo guapa¡¡ saludos a Leona y al Doño y a todos que estais por aquí y no se os ve.
ResponderEliminarMuchas gracias Enri. Besitos
ResponderEliminarJeromo Blombeer (o Bolmbeer, está escrito de las dos maneras), gracias por tu aportación, en breve será publicado tu relato.
ResponderEliminarAhora hay uno en el horno, después de ese, el tuyo.
Un cordial saludo.
Gracias, intentaré seguir el tema hasta que acabe el concurso. y gracias tambien por la iniciativa.
EliminarDe nada, gracias a ti.
EliminarComo acabo de decirte Mar, acabo de leer tu historia que muy bien dicho es la otra cara del verano, porque viendo la tele todos los dias (no es mi caso) parece que en verano todo el mundo está de vacaciones y solo hay que preocuparse de no quemarse mucho con el sol o de los precios de los hoteles. Si te contaran mis hijas, las dos trabajan en la hostelería, lo superexplotadas que están....Está muy bien contada, como un documental en primera persona. Yo creo que se sufre mucho cuando se implica uno tanto en su trabajo, pero así es, las personas apasionadas lo viven todo con mayor intensidad. Gracias por compartir, esto y lo del huerto, aunque no venga a cuento.
ResponderEliminarGracias Jeromo. No todos los trabajos los vivo con pasión pero los animales son mi debilidad, que le vamos a hacer. Sera porque los veo "victimas" de la ambicion y egoismo humanos. Ellos no traicionan nunca.
ResponderEliminarMi experiencia fue dura pero gratificante y, todo hay que decirlo, el unico trabajo donde me hicieron un contrato en condiciones por las horas que realmente iba (7 horas diarias de 8 a 3).
A ver si me animo con algun otro relato y tu tambien Jeromo ¡aun hay tiempo!