jueves, 4 de septiembre de 2014

Concurso Veraniego de Relatos Cortos 2014 (14)

Pinchar aquí para ver las normas del concurso.
 
  Relatos anteriores:

1- Fieras en la playa. De Iñaki Zurbano Basabe  
2- Llegado el verano. De Enriqueta Jiménez Herrera  
3- Empanada gallega. De Iñaki Zurbano Basabe   
0- Sadismo en el hospital. De Leona Catalana (Fuera de concurso)  
4- El verano de Rupertina. De Enriqueta Jiménez Herrera   
0-2-  Un ángel veraniego. De Leona Catalana (Fuera de concurso)  
5- Un verano triste. De Enriqueta Jiménez Herrera   
6- Campo o playa. De Iñaki Zurbano Basabe   
7- VACACIONES SOÑADAS. De Jesús 
8- JESÚS JOSÉ Y MARÍA. De Enriqueta Jiménez Herrera  
9- Un final atípico. De Iñaki Zurbano Basabe  
10- Monjas viejas y curas guapos. De Enriqueta Jiménez Herrera
11- ¡Cuántas cosas se pierden! De Iñaki Zurbano Basabe
12- EL TIEMPO ENTRE LOS MEDIODÍAS Y LAS MEDIASNOCHES DE VERANO. De Golondrina 
13- En los extremos del mundo. De Iñaki Zurbano Basabe

**************************************

La Patata

Autor: luispihormiguero

    ¡Por fin llegó el verano! ¡Ah! Aguantar 40º a la sombra, un Sol que hace radiografías de lo fuerte que pega y una falta terrible de lluvia limpiadora, son cosas que se llevan estupendamente por el simple hecho de estar de vacaciones, de tener tiempo para uno mismo, para sus cosas, su vida...
   Me gusta el verano, desde luego, ¡me encanta! Soy un gran amigo por igual de la montaña, de la playa y de la piscina (aunque la gente se mee en ella, pero bueno, la diversión y el baño refrescante lo compensan igual que las vacaciones compensan el calor). Por otro lado, soy poco amigo del madrugar, del trabajar o estudiar... así que, nada como unas buenas vacaciones.
   Dado que las vacaciones no son eternas, hay que disfrutarlas, eso está claro. Pero, damas y damos, caballeros y caballeras, hay que actuar siempre con moderación y cuidado, para evitar disgustos como el que sufrí yo el verano pasado, que no tuvo consecuencias graves a largo plazo, pero que, sólo de pensar en lo que me podría haber llegado a pasar... me entran ganas de llorar. Y cuando pienso en la suerte que tuve de que, precisamente, no me pasase nada grave... pues también me entran ganas de llorar, pero de alegría.
   Os lo cuento: cerca de mi municipio, en dirección a la capital de la provincia, al lado de una importante carretera secundaria (no es un oxímoron: existen carreteras secundarias importantes) existe un saliente rocoso de tamaño mediano que se mete en el mar, y que presenta una forma muy irregular. Lo llaman La Patata (ignoro por qué, porque no se parece a una patata ni por asomo), y está al lado de un hotel. La Patata es un trampolín natural, con diferentes niveles de altura para saltar al líquido elemento. Existen siete niveles, debidamente marcados: desde el 1, a unos dos metros sobre el agua, hasta el 7, a unos veinte metros.
   Bueno, el caso es que fui con los colegas a La Patata un lunes por la mañana de principios del verano. Pasamos allí varias horas, y más o menos a las 10:00 AM dijimos de irnos ya, pues, como seres coherentes que somos, comprendemos que el Sol mediterráneo de las horas centrales del día no es muy conveniente que golpee sobre la piel desnuda. Todos estuvimos de acuerdo en irnos, pero yo, antes de irme, decidí hacer algo para terminar ya definitivamente de chutarme con adrenalina: tirarme al agua desde lo más alto de La Patata, fuera de los lugares de salto señalizados, a unos 40 metros de altura.
   Así lo hice. La caída fue larga y sin sobresaltos, hasta que caí al agua. En principio, la atravesé sin problemas, pero en cuestión de décimas de segundo sentí algo duro contra mi cabeza. Noté un dolor muy intenso en el cráneo, y también en el cuello, que se me dobló bruscamente de un modo un tanto inadecuado.
   Perdí el conocimiento, y tuve un sueño: soñé que me estaba bañando en una playa tropical, justo cuando me quedaba paralizado en el agua, y empezaba a hundirme y ahogarme sin poder hacer nada para vitarlo... hasta que apareció una pequeña sirena de aspecto infantil, de cabellos dorados y ojos azules, con una estrella de mar en el pelo, que me sacó del agua y me dejó jadeante y asustado sobre la arena, a la sombra de unos cocoteros...

 Cuando desperté, era ya casi de noche, y estaba en la habitación de un hospital. Me desperté pensando en mi familia, y pronto me acordé de la escapada con los amigos a La Patata, y del desafortunado salto mío. Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante la posibilidad de haber sufrido alguna lesión cerebral o medular, pero, para mi alivio, comprobé que podía mover perfectamente todo el cuerpo de los hombros para abajo; no así de los hombros para arriba, pues tenía la cabeza y el cuello totalmente inmovilizados. Llamé a la enfermera, y esta me informó del día y de la hora (pues ignoraba el tiempo que había estado inconsciente), y me comunicó el diagnóstico del equipo médico: había sufrido un traumatismo craneal sin lesión cerebral, y una rotura de una vértebra cervical sin lesión medular. Me dijo que podía considerarme la persona más afortunada del mundo, pues estuve a micras de quedarme tetraplégico... o de morir. De hecho, si las aguas no hubiesen estado tan tranquilas ese día, y hubiese caído en la hoz entre dos olas, con menos agua que amortiguase mi caída sobre las rocas sumergidas...
   Estuve varios días ingresado. Finalmente me pude ir a casa, aunque tuve que afrontar una larga y difícil recuperación, que se extendió hasta el final del verano, y que me impidió disfrutar plenamente del mismo. A día de hoy, sufro ocasionalmente dolores cervicales, y tengo que cuidar mucho la postura al dormir, pero más allá de eso, no tengo ningún problema. ¡Gracias a Dios!
   Espero que de mi experiencia saquéis una simple conclusión: ¡no hagáis burradas! Una burrada puede costaros el verano... o la vida.

2 comentarios:

  1. Me gusta su relato, amigo Luispi. Esta vez ha estado usted mas creativo que en la anterior edicion. Aunque es ligeramente mas largo que lo que se suele publicar en el concurso, se hace ameno y se llega al final con la sensacion de haber leido un texto agradable y no exento de humorismo en algunos parrafos. No se si las fotos tendran mucha relacion con el relato, porque en el ciber en donde ahora me encuentro no se pueden ver imagenes de ninguno de los relatos. Pero de todas formas le felicito por su trabajo. Y disculpa mi ortografia, este es un "computer" ingles muy cabroncete.

    ResponderEliminar

Lamentamos que exista moderación de comentarios, pero es necesario debido a ciertos anónimos muy persistentes.