martes, 16 de julio de 2013

Un verano candente

 Concurso Veraniego de Relatos Cortos. Número 3


 
Alfonso estaba prejubilado por motivos de salud, pero su esposa trabajaba en un bar de El Prat y éste había contado tanto sobre su vida en Facebook que todos sabían dónde trabajaba su mujer y las opiniones de él sobre política.
Alfonso no temía nada. Una noche, a mediados de julio, estaba Alfonso sentado en la terraza del bar donde trabajaba su señora, esperando recogerla para volver juntos a casa, cuando llegaron unos cuántos "perroflautas" aullando. No parecían saber lo que hacían realmente, iban un tanto perdidos, pero gritaban el nick de Alfonso y miraban amenazadoramente a los parroquianos de la terraza. Éste no se inmutó y los salvajes entraron en el establecimiento amenazadores, aullando el nick de Alfonso.
Su esposa tuvo bastante presencia para no delatarse porque, al fin y al cabo, todos se alarmaron ante semejante intromisión.
Acabaron marchándose sin conseguir su objetivo, pero regresaron una noche y otra.

Alfonso no sabía qué hacer, su esposa tenía los nervios de punta y cometía errores en el trabajo, tan nerviosa y preocupada estaba.
Lo comentó con alguien del partido al cual estaba afiliado, pero le dijeron que eso no iba con ellos, que era asunto suyo. Ahí a Alfonso se le cayeron los cuatro palos del sombrajo. Él que daba la cara por el partido en Facebook, éste no le ayudaba en absoluto. Desesperado, contó su odisea en la red social.
A la sexta noche, cuando los "perroflautas" hicieron acto de presencia, la mayoría de los parroquianos de la terraza se levantaron. Alfonso no los conocía, no eran habituales, pero se mostraron impertérritos, haciendo gestos a los otros de que se largasen. Hubo un momento de estupor por parte de los "perroflautas", pero se lanzaron encima de quienes habían osado plantarles cara. Estos se identificaron: "¡Policía!"·

No estaban de servicio, pero andan por la red y ayudan en lo que pueden en sus ratos libres ante los monos aulladores. Son compañeros.
Alfonso y su mujer pasaron un verano candente, pero después de la intromisión de los polis en el bar, pudieron respirar tranquilos.


3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¿?
      No había drogas en ninguna parte. Se trata de acoso sistemático a un militante, a su esposa, al establecimiento y a los demás empleados y clientes.
      La mujer podía haber perdido el trabajo, el único sustento ante la enfermedad del marido si el acoso hubiera continuado, ya que los clientes dejarían de acudir.

      El relato es ficticio pero por lo que sé, podría ser real porque en Facebook se habla de más y siempre hay descerebrados que lo aprovechan para sus incursiones delictivas.

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    2. Relato con tensión, final feliz y moraleja. Tenía que haberlo puesto usted en un chiringuito de la playa en lugar de un bar del Prat, para hacer más "veraniego" el relato, je, je.
      Efectivamente, las cacareadas "redes sociales" son escaparates en donde a veces mostramos o decimos más de la cuenta, y aquí eso de que "por la boca muere el pez" adquiere un angustioso significado. Siempre hay energúmenos dispuestos a linchar a alguien.
      Buen día!

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