viernes, 19 de julio de 2013

El mirón de la montaña

Concurso Veraniego de Relatos Cortos. Nº 5

Nº 4, Un verano maldito
Nº 3, Un verano candente

     


Ambrosio era un apocado y con todo su apocamiento entró en aquella tienda especializada. Se había trasladado a la ciudad porque en su pueblo no vendían lo que el quería.
- En qué puedo ayudarle, caballero?
- Eh... - Carraspeó, se rascó el cogote como intentando recordar qué era lo que le había traído a la tienda. - Eh... sí, unos prismáticos.
Se puso colorado como si fuese un adolescente preguntando por condones en la farmacia.

Ambrosio salió de la tienda con sus flamantes prismáticos. Pronto iba a realizarse el sueño que llevaba acariciando tanto tiempo. Por fin se había decidido a dar el paso.
Ambrosio era un reprimido, un solterón de treinta y cinco años, algo corto de entendederas, que vivía con su anciana madre y se ganaba la vida pastoreando las cabras de un vecino. A algunas de las cabras más sumisas se las beneficiaba sexualmente, después de haber conseguido la erección hojeando una revista porno que también compraba en la ciudad.



    

Al pie de la montaña en la que Ambrosio ejercía de cabrero había una playita nudista. Y con estos datos en la cuenta, mis lectores más sagaces ya se habrán hecho una idea del rumbo que va a tomar este relato. Seguro que Doña Leona, que es la más sagaz de todos, se lo ha olido desde el principio.


   


Ambrosio estrena sus binoculares de muchísimo aumento con un cosquilleo de emoción y un principio de erección. La temporada estival está recién iniciada y la playita ya se encuentra a tope de nudistas, los habituales de todos los años y algunos nuevos, pues cada verano que pasa llega gente nueva. El nudismo es un gran invento que consiste en reinventarse uno mismo, en ser un mono desnudo de verdad, integralmente desnudo en contacto con la Madre Naturaleza. Pero para individuos como Ambrosio esto es cosa de otros. Jamás se desnudaría Ambrosio en público, y tampoco el gran hermano musulmán Mohamed Morsi, ni Don Luis Barcenas nos mostraría otra cosa colgante que no fuese su corbata.

"Jo, qué tetazas y qué culo tiene la francesa que acude todas las mañanas a la panadería del pueblo!"... "Me está poniendo cachondo y ya tendrá sus cuarenta y cinco añitos!"... "Y esa quinceañera que se le acerca debe ser la hija. Uy, qué figurita más linda!"... "Anda, y mira al abuelete con el pingajillo colgando y apoyándose en el bastón, je, je!"
Siguió observando uno a uno a los nudistas, especialmente "una a una", mientras notaba que el pene adquiría la rigidez de los grandes momentos. Pero de pronto ocurrió algo inesperado que le provocó un susto morrocotudo. Alguien le miraba a su vez a él, también a través de unos prismáticos. El "agente de contraespionaje" se apartó los prismáticos de la cara y siguió mirándole. Hizo lo propio Ambrosio tras reconocer al enemigo, que no era otro que el famoso Robert Sandcastle, un inglés de los más veteranos entre los nudistas, conocido en todo el pueblo ( vestido, por supuesto ) por su afición a jugar al mus en la cafetería "Cataluña Española"
Mister Robert se sentía jubiloso pues por fin disponía de una prueba para callar los comentarios sarcásticos de sus compañeros nudistas. El siempre había sostenido que les vigilaban desde la montaña, recibiendo contestaciones del tipo: "You are a paranoiac, Robert!" Ja, ahora tenía la prueba definitiva y se sentía más orgulloso que un cazador de imágenes de ovnis, pues el voyeur había quedado debidamente registrado en su DEV-50V, la última virguería de la técnica, prismáticos de Sony que disponen de un zoom gradual de entre 0'8 y 25 aumentos y de una cámara digital de video de alta definición. ( Una tontería para el bolsillo: 2.100 euros )


Ambrosio no pudo conciliar el sueño aquella noche. Le habría reconocido el inglés?... Dios, qué situación más jodida! "Seguro que mañana está allí vigilándome, si es que no ha ido a denunciarme ya al cuartelillo"
A la mañana siguiente, Ambrosio volvió con sus cabras a la montaña, pero estaba firmemente decidido a no mirar más a los nudistas. Sin embargo, a media mañana sucumbió a la tentación. Los prismáticos los tenía allí escondidos, pues no los había llevado a casa para que no los descubriese su madre. Y volvió a recrearse con las anatomías lozanas de las señoras francesas, inglesas y unas pocas alemanas y españolas, y comparando las larguras de los penes de los caballeros. Y, eso sí, esta vez se hallaba agazapado entre dos arbustos altos y a unos cien metros de su posición del día anterior, para no ser detectado por el inglés. Lo que ignoraba el voyeur onanista era que el enemigo le vigilaba desde muy cerca, allí mismo, en la montaña, y que el episodio de contraespionaje culminó con la grabación de la pajilla con la que Ambrosio puso el punto final a su morbosa actividad.

La fatalidad llegó para el mirón de la montaña cuando ya regresaba con las cabras al pueblo, justo antes de cruzar por el antiguo lavadero, punto en el que unen el camino del monte y la calle General Zurbano. Allí le estaban esperando a Ambrosio los nudistas ( ahora veraniegamente vestidos ) Robert Sandcastle y Walter Penis, y ambos con caras de muy pocos amigos.
Mister Sandcastle no se anduvo con rodeos, haciéndose entender en un español correcto:
- Entréguenos ahora mismo toda su ropa y los prismáticos. Venga, desnúdese!
Ambrosio estuvo tentado de salir corriendo, pero las cabras le obstaculizaban el paso.
- Haga lo que le digo o mi amigo le hará una llave de karate, pero yo puedo ser más expeditivo. - Y extrajo de su riñonera una pistola con la que le apuntó a la cabeza. Ambrosio sintió auténtico terror y , sin decir ni pio, se quitó la ropa.
- Todo, el calzoncillo también! - Bramó el pistolero naturista. Y Mister Penis no sabía como contener la risa, pues hasta hace poco dudaba de que aquella pistola de juguete de su hijo pequeño pudiese dar el pego, pero... ah, se han llegado a atracar bancos con pistolas de juguete!, el miedo no deja pensar.
- No me haga daño, por favor! - Acertó a balbucear el humillado voyeur, mientras se bajaba el calzoncillo verde clarito.
- No se preocupe, nos conformamos con que camine hasta su casa en pelotas. Mañana le enviaremos la ropa, sabemos en donde vive. Va a "disfrutar" usted de la experiencia inolvidable de verse observado por gente morbosa, mientras unos le insultan y otros se ríen. Le advierto que es una experiencia apasionante porque nosotros hemos pasado alguna vez por situaciones parecidas.
De nada sirvió que les implorase de rodillas que no le dejasen así. El acojonadísimo Ambrosio tuvo que pasar de esta guisa por el centro del pueblo, pues no había otro camino para llegar a su casa. Con una mano delante y otra detrás fue observado por todos los paseantes vespertinos congregados en las terrazas de los bares o en los bancos de la Plaza Mayor, convirtiéndose en la mayor atracción veraniega de Lloret de Valdivieso. Risas, groserías, sarcasmos y un montón de móviles fotografiándole y grabándole en video. Y para colmo las cabras se habían desperdigado por todo el pueblo.

Al día siguiente recibió un paquete con la ropa, los zapatos y los prismáticos, y una nota: "Si vuelve a las andadas pondremos en los bares un video en el que se le ve a usted meneándose su ridícula colita. En sesión para adultos, of course" ( Por supuesto )

7 comentarios:

  1. Estoy de enhorabuena, esto ha carrulado!... A ver ahora cuanto tiempo dura así. Poco a poco iré dejando comentarios por ahí abajo, los que no me den tiempo hoy los pondré mañana.
    Feliz día!

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    1. He tenido problemas para introducir los enlaces. Normalmente es debido a que la entrada empiece con una imagen, lo que hago es copiarla y cuardarla para ponerla luego, debajo de los enlaces, en su sitio, pero esta vez, el texto se me iba cual lagartija, cambiándose de sitio sólo por pasar el ratón encima, ¡uf!
      Como se ve, los enlaces han quedado separados, pero ya no quiero tocarlo más.

      Este baile de texto no es normal y me temo que se deba a haberlo escrito usted, algo queda del mal funcionamiento. ¡Ojo!
      Le aconsejo teclear un punto o dos antes de poner la imagen, ello me dejará espacio para añadir los enlaces sin tocar nada.

      ¡Feliz viernes!

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  2. Pues resulta que no me he pasado de las 150 líneas. Creía que iba a ser más largo.

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    1. El número de líneas es orientativo, como si son 157.

      ¡Muy divertido! ¡Ja ja ja!
      Los mirones merecen un escarmiento acorde, sí señor.

      Me alegro de que pueda participar. Ah, nuestro luispi ha vuelto de su delicada misión y ya trabaja en su aportación. ¡Estamos de suerte!

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  3. Vale, al final va a ser el año de mayor participación, yo ya me estoy pensando otros treinta y ocho o treinta y nueve relatos. Eufórico que estoy porque esto funciona, cojonian!
    Y si se vuelve a joder - que se joderá! - ya he tomado nota de eso que me dice de ponérselos en otro lado y que usted los copia.
    Voy a ver ahora por aquí abajo.

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  4. Jajaja, muy bueno. Lo tienes muy dificil para no ganar.

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    1. Señor armador, estaré encantada de no otorgarme otra vez el galardón porque ya aburre, ¡juas!

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Lamentamos que exista moderación de comentarios, pero es necesario debido a ciertos anónimos muy persistentes.