viernes, 26 de julio de 2013

La suerte de Poncio ( Segundo relato )

Concurso Veraniego de Relatos Cortos. Nº 10

Nº 9, Gumersindo, el buen playero
Nº 8, La suerte de Poncio (Primer relato)
Nº 7, Amarillo, rojo y verde
Nº 6, El fantasma de playa La Barrosa
Nº 5, El mirón de la montaña
Nº 4, Un verano maldito
Nº 3, Un verano candente
Nº 2, EL REGRESO DE LOS DIOSES
Nº 1, Golpe de calor justiciero 







( Alicante o Alacant, bellísima a cualquier hora del día )

Aquel hombre no sólo tenía un bañador antiguo adosado a su cuerpo de cuarentañero bien conservado, también tenía un nombre antiguo o un nombre de hombre antiguo: Poncio.
De niño había sufrido muchas chanzas: "Poncio Pilatos!, Poncio Pilatos!", le gritaban los demás niños; o la pregunta insolente: "Te has lavado las manos, Pilatos?" De todas formas, por eso de que el que no se consuela es porque no quiere, siempre le agradeció a su padre que no hubiese seguido la tradición familiar, porque en tal caso se hubiese llamado "Nicéforo", patronímico que suena mucho peor que Poncio. Está usted de acuerdo conmigo, señor Valdivieso?

- Te digo que fue en Stoke-on-Trent. - repitió una vez más y con gesto de cansancio Poncio.
- No te quieres apear de la burra, Poncio, pero digas lo que digas nació en Straford-upon-Avon. - machacó Vicente.
El resto de los reunidos en la taberna se limitaban a asistir como testigos mudos a la disputa, porque ninguno tenía ni zorra idea del lugar en el que había nacido William Shakespeare, y eso que algunos eran profesores de instituto, como los propios contendientes.
- Vale, hagamos una cosa, consultemos en google y santas pascuas, o quieres primero apostarte algo, Poncio? - inquirió Vicente.
- Sabes que tengo por norma no jugarme el dinero, lo considero un vicio nefasto.
- Bueno... podríamos apostarnos otra cosa.
Habían sido muchas las copas bebidas hasta el momento. Algunos sábados se reunían los profes en la taberna "La majorette catalana" como si fuesen jovenzuelos en una bulliciosa despedida de soltero. El que no estaba separado, estaba divorciado, y el que no era un soltero putero o un reprimido absoluto, se daban todas las variantes.
Y tras nuevos trasiegos de muy etílicos whiskys y gintonics, surgió la gran idea: el perdedor de la apuesta sufriría la humillación de lucir un bañador de la época del charlestón, alquilado en una tienda de disfraces, y pasearse con él a lo largo de la playa de San Juan, que es muy larga, a la hora de más concurrencia playera: la una de la tarde.



  

( Playa de San Juan y Castillo de Santa Bárbara, Alicante )

Y Poncio cumplió su promesa porque era un hombre de honor y porque el descrédito hubiese sido muy grande el caso de echarse atrás.
"Me cago en el infierno, ya se le podría haber ocurrido a Shakespeare nacer en donde yo dije!" - pensó con su extraño sentido del humor mientras soportaba las miradas hirientes de los bañistas y las risotadas de los adolescentes.
Su esposa, María Isabel, no intentó disuadirle de hacer este ridículo porque sabía muy bien que una palabra de honor era algo sagradísimo para Poncio.
Vicente le observaba desde el castillo con unos prismáticos, dispuesto a dar fe de que cumplía su promesa. Pero otros tertulianos de "La majorette catalana", los más cabroncetes, le hicieron fotos y grabaciones en video desde muy cerca. Hay que ver lo que le gusta a la gente simplona regodearse de la desgracia ajena!
Vicente quedó fascinado: Cuando Poncio había cubierto toda la distancia de la playa, fue abordado por una mujer morena con una anatomía de quitar el hipo. "Jo, que pedazo de gachí!", se dijo el muy puteril Vicente pasándose la punta de la lengua por el labio superior. Siguió observando durante un rato largo la inesperada escena. Aquella hermosura de larga melena negra y su colega Poncio no tenían ninguna prisa en despedirse. "Jo, es posible que haya ligado con esas pintas?!"


Varios días después

Poncio y María Isabel eran en ese momento la pareja más feliz de Alicante y sus alrededores, incluída Murcia. Aquella mujer aparecida en la playa había llevado la alegría a su hogar. Cristina Falconetti le dijo a Poncio que en su agencia de publicidad buscaban un modelo muy especial, alguien que luciese "con dignidad" los nuevos modelos de bañadores de la firma "Bañadores Océano", la que había contratado los servicios de "Imaginary and Entertaining Company"
Cristina mostró al cliente fotos de Poncio y les propuso una idea que aceptaron de inmediato: Se vería a Poncio con el bañador antiguo y con los nuevos bañadores Océano. Y el eslogan de la campaña ( porque se trataba de una gran campaña! ) vendría a decir algo así como: "El que puede lucir con tanta dignidad y prestancia un bañador de la época de nuestros abuelos, también puede lucir los innovadores bañadores Océano 2.013"
María Isabel y Poncio estaban locos de alegría porque la cifra era de locura para ellos: 20.000 euros, demasiado para un matrimonio con hijos que vivía del mísero sueldo de profesor del marido. La campaña incluía varios spots televisivos, vallas en las calles, marquesinas de autobuses, centros comerciales, folletos...
"Ja, ja, ya no se ríen el capullo de Vicente y resto de la pandilla!"
Los planes de Poncio y María Isabel eran tan prácticos como maravillosos: Pagar todos los pufos, comprar una cama nueva, empapelar la habitación del crío pequeño, cambiar la cocina, arreglar varios desperfectos del baño, cambiar de coche, comprarle la moto a su hija Merceditas, pedir la excedencia en el instituto para escribir una novela y hacer un viaje a las Bahamas.
El día siguiente iba a ser el gran día, Poncio estaba citado en Imaginary and Entertaining para firmar el contrato.

Sonó el teléfono.

- Siento darte una mala noticia, Poncio - era la voz de Cristina, pero sin el tono animoso de los días anteriores - al final has sido rechazado para la campaña. Siento que te hayas hecho ilusiones, Poncio, pero este mundillo suele ser así. Yo he luchado hasta el último momento para que fueses tú, pero...
- Pero... por qué? - balbució Poncio.
- El realizador se niega a utilizar un doble para los planos en los que apareces nadando. Dice que esos planos son muy importantes para él y que debe hacerlos un modelo que sepa nadar. Por lo tanto nos vemos obligados a convocar un casting. Este tío es un indeseable, pero nos tiene pillados por los huevos, hemos firmado varias campañas con él. Es un alemán muy cabrón, y ya sabes que hoy en día mandan los alemanes en Europa. Y la putada añadida es que los de los bañadores se han puesto de acuerdo con él - Hizo un silencio, suspiró. - Poncio, lo siento muchísimo, me has caído muy bien y yo te vi desde el primer momento como el modelo ideal para esta campaña. Poncio..., Poncio, sigues ahí?...

Seguía y no seguía. Estaba patidifuso, alelado, medio muerto... o muerto entero. Ya lo saben ustedes, la suerte se muestra cambiante, esquiva, remolona, jodedora,  caprichosa... Es muy suya.

7 comentarios:

  1. Oooh... ¡Qué desilusión!

    Excelente desentrañamiento del misterio del bañador decimonónico, ¡magnifico!
    Pues sí, la suerte es una jodida tocanarices. Yo no creo en esa tía, es una fulana.

    ¿"La majorette catalana" se llama la tasca esa? Anda, igual la ha abierto el que me puso el nick con el que soy mundialmente conocida, je je je...
    Es un "fantasma" de los que piensa nuestra Anita. Me ha invitado tropecientas veces a Alicante, pero... es que no se decide a cuál de los numerosos apartamentos que según él posee allí... ¡Juas! Y claro, mientras se decide por uno de los tres o cuatro, los años pasan. Menos mal que ya estuve en Alicante a los quince años y pude gozar de sus maravillas.

    ¡Hasta mañana!

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  2. Señor contramaestre, le he respondido por ahí abajo, hasta lo de la sombrilla, creo.

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  3. Le dio un soponcio al Poncio. Un nombre muy romano, seguro que le inspiró para estudiar latín y acabar de profesor de lenguas muertas.

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  4. Alicante es una realidad, pero "La majorette catalana" es ficción, je, je!... De todas formas la deseo mejor suerte que a Poncio, a ver si se da otra vuelta por esta magnífica ciudad y disfruta en compañía de su apasionado galán. ( O acaso la rehuye como los playeros a Gumersindo? )
    Voy para abajo!
    ( Estoy preparando otra historia para el lunes, a ver si consigo hacerla llorar )

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    Respuestas
    1. Ya sé que no existe la tasca de 'La majorette catalana', ¡juas!, pero me gusta que me mencione subrepticiamente, je je je...

      No creo tener mejor suerte que Poncio. Llevámos años tirándonos los platos por la cabeza, cruzando nuestras espadas aguerridamente, y la última vez me mandó a la mierda, exigiéndome que saliera de su vida para siempre. Esto he hecho. Que con su pan se lo coma y cuando se aburra de sus conquistas, que se folle una papelera.

      ¿Pretende hacerme llorar? ¡Ah, pérfido! ¡Lo voy a asesinar telepáticamente! ¡Juas juas! Mejor usaré mi cuerpo astral para desplazarme hasta donde usted mora y no le daré descanso ni de noche ni de día. :D :D :D

      Venga ese relato luneril, estoy preparada con mi sable entre los dientes ;D

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    2. Jo, que situación más angustiosa, Voto a Brios!! ( porque no voto a Rajoy )

      Lo de Poncio no fue mala suerte, fue más, una gran putada del destino.

      Hostia, con el sable entre los dientes!.... Huyo despavorido!

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  5. Pues sí, Don Jota Uve, digamos que nuestro desafortunado Poncio es una eminencia en latín y griego.

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Lamentamos que exista moderación de comentarios, pero es necesario debido a ciertos anónimos muy persistentes.