jueves, 6 de junio de 2013

Anécdotas de un mejillón y una leona ( XXXIV )

Eugenio, un tío cojonudo ( y II )



En la prensa apareció la foto de promoción del programa - creo que la descubrí en la revista Super Tele - en la que se nos veía en el escenario de La Chistera a Eugenio, Teresa Solubles, Ana Alba, Bernardo Cortés y yo. No se quiso poner para las fotos Jorge Calvo, posiblemente ya estaba reservándose para empresas mayores. ( Si buscan ustedes en "google imágenes" verán un montón de fotos de Jorge en diferentes caracterizaciones de cine y teatro )

Una cosa constaté de Eugenio y otra descubrí. La primera es que no paraba de fumar, la "leyenda" de sus siete cajetillas diarias se convertía a nuestros ojos en una cruda y tóxica realidad. La segunda fue su fondo humano, su generosidad, que es lo que me ha impulsado a titular el post como lo he titulado.
Siempre he tenido una especie de extraño pudor, un rechazo a "exhibirme" ante los famosos. No le dije a Juan Diego que había recitado en la Casa de Campo aquel Uno de Mayo, tampoco le dije a José Sacristán, cuando grabé una secuencia con él para "Este es mi barrio" ( O fue para "Quién da la vez?", ya no recuerdo en cual de las series coincidí con Sacristán ) que le había entrevistado años antes para "Sal y Pimienta acusa", ni quise decirle a Eugenio que le imitaba en mi show y que era uno de mis personajes más logrados.
Eugenio, sin embargo, si se confió a nosotros. Comíamos con él en el restaurante de Tele 5 ( Ana, Jorge y yo ) y nos hizo una confidencia: el programa no era suyo, no lo producía él porque estaba sin un duro para embarcarse en proyectos. Su buena estrella se había apagado hace tiempo y no le llamaban apenas para contratarle. Lo tenía crudísimo. Y de pronto surgió este programa de Tele 5... como caído del cielo. "Mi salvación", nos dijo. Estaba, por lo tanto, a sueldo, pero tenía ahora la gran oportunidad de que se le viese mucho en la tele y que los empresarios de los locales se acordasen de él.
Y ahora viene lo jodido, se terminó nuestro contrato ( creo que de trece programas, que es lo usual en las televisiones ) y hablaron de no renovarnos, dijeron que iban a sustituirnos por otros actores. Eugenio le echó cojones al asunto - estando en la situación en la que estaba - y no tuvo reparo en subir a hablar con "Dios" ( que entonces era Valerio Lazarov ) y decirle que si se iban estos actores se iba él también. Pues lo consiguió. Renovamos contrato por otra tanda de programas. Pero cuando terminó esta segunda tanda ya no renovamos una tercera. Los intereses creados debían ser muy fuertes, el amiguismo campeaba a sus respetos hasta para lo más mezquino, pues nuestros sustitutos eran tan desconocidos como nosotros e iban a cobrar el mismo sueldo de mierda. Poniéndome a la tremenda se me ocurre pensar en tías bajándose las bragas o en tíos poniendo el culo.
Pero nunca olvidaré que, gracias a Eugenio, pudimos seguir otras trece semanas llevando un dinerito a casa para llenar el puchero. Gracias, maestro!

Próximo post de Mencigüelo Mejillón: "Actriz y taquillera" y "Risas y Lágrimas"

2 comentarios:

  1. Sobre las siete cajetillas diarias de Eugenio, qué quiere que le diga. Son cosas personales y no tienen remedio.
    Mi media eran tres, y digo eran porque ya no puedo comprarlas, tengo que acomodarme. Y, ¿sabe una cosa?... Se lo diré en privado ;D

    El fondo humano no tiene nada qué ver con contar cosas con pelos y señales o esconderse pudorosamente. Cada persona es como es y nadie es igual a otro, sea bueno o malo.

    Yo también he usado la poca o mucha influencia que pudiera tener como directora de mi grupo de majorettes.
    Como ya comenté, al separarme de las de Barcelona y crear el mío propio, llegaron los contratos y uno anual era para la fiesta de Sant Medir en el barrio de Gràcia, la de los caramelos y caballerías.
    La esposa de mi tío -el que ya sabe-, me acompañaba por ser en su barrio y escuchó una conversación. Los del grupo -junta-, pretendían echar al que siempre había ofrecido su bar para las reuniones, un buen tipo que valía mucho.
    Así que cuando el presidente me llamó para pagarme, no me corté en absoluto en decirle lo que había oído "mi gente" y que si ello era verdad, que no contara conmigo para el año siguiente.
    Se quedó a cuadros y se apresuró a asegurarme que no, que no iban a hacer tal cosa. Quien sabe, igual mi tía no lo había entendido bien, es fastidioso no poder oír y tener que fíarte de lo que oiga una tercera persona, pero el caso es que todo siguió como siempre y... el "amenazado" me dió las gracias posteriormente (no estuvo presente). Eso sí, sin especificar nada, lo cual me hizo sospechar que mi tía no anduvo desencaminada.
    A mí no me importa meter la pata, si tal ocurre, no se me caen los anillos por pedir disculpas, pero considero una prioridad evitar injusticias y esto es lo que quise hacer y, fuera como fuera el asunto, lo conseguí.

    Lazarov falleció en 2009 a los 73 años. Era un tío buscando siempre novedades. Por una parte lo veía muy entendido en esto del espectáculo, pero por otra, tanto cambio y tanta leche cansaban porque perdías de vista a tus favoritos para siempre jamás. Lo digo porque eran mis señores padres quienes elegían los programas y de este tío no salían.

    Vaya usted buscando por ahí abajo, je je je...

    ¡Buen finde!

    ResponderEliminar
  2. Lazarov fue un innovador como realizador y luego un buen peón para Berlusconi, dueño de toda la televisión basuril, aunque, justo es decirlo, también dentro del género basuril se pueden hacer cosas buenas, todo depende de las ganas y el talento, de la misma manera que de una novela mediocre se puede hacer una gran película.

    Buena anécdota la que me cuenta, le echó redaños a la cosa. En es ta vida hay que decir las verdades a la cara o hay que callárselas para actuar en consonancia después, cada situación o provocación requiere una respuesta diferente.

    Yo casi llegué a las tres cajetillas y ya me sabía a poco. Cuando corté con el tabaco fumaba dos cajas de puritos al día.

    Feliz semana con pocos humos!

    ResponderEliminar

Lamentamos que exista moderación de comentarios, pero es necesario debido a ciertos anónimos muy persistentes.