martes, 16 de abril de 2013

Anécdotas de un mejillón y una leona ( XVI )




Espontáneos en el escenario.

Una de las definiciones que da la Real Academia de la Lengua sobre la palabra "espontáneo" es esta: "Persona que interviene en un espectáculo por impulso natural, sin ser llamado para ello"

Bien, pues la espontánea de mi primera anécdota no es una persona, sino una perra, la noble y cariñosa "Linda", pastora alemana, mascota del Teatro Popular Español.
Estábamos en el escenario Carmen Melgarejo y un servidor haciendo una escena de "María Fernández", comedia de Muñoz Seca y Pérez Fernández a la que se había cambiado el título por el más "comercial" de "Dos paletos en Madrid" Carmen Melgarejo era una de las dos "María Fernández" y yo su administrador: "Diego Novales" La otra María Fernández, la paleta, era María Teresa Pozón, y el paleto lo hacía Faustino Garciluis ( Ver "Un clown en La Malquerida" ) Pero, volviendo al principio, en ese momento estábamos solos en escena Carmen Melgarejo y yo. Y ante nuestro asombro, que disimulamos como buenos cómicos, la perra "Linda" atravesó el escenario de un lateral a otro. Algo inimaginable porque estaba muy bien enseñada. No se paró ante nosotros a que la hiciésemos caricias, pasó por allí como si no estuviésemos, y parecía que estaba interpretando un personaje, pues llevaba una pata vendada por el golpe que la había dado un coche recientemente. No se oyó ni una exclamación ni una risa entre el público. Debieron dar por hecho que era una "colaboración especial" o una figuración de lujo al estilo de las que hacía  Hitchcock en sus películas.

El espontáneo de esta otra anécdota fue una persona muy pequeña.
En el Teatro Popular Español llevábamos en repertorio varios cuentos infantiles que representábamos los domingos y festivos ( Alí Babá, El Enano Saltarín, La Cenicienta, Barbazul... ) Había plazas en las que el negocio resultaba flojo con los adultos, pero se llenaba de críos en las sesiones infantiles.
Pues resulta que en una de estas funciones, cuando estábamos todos los personajes adelantados al proscenio, de cara al público, concluyendo el cuento con la consabida moraleja, advertimos sorprendidos que la grey infantil se estaba riendo sin que hubiese motivo para ello. Pues sí, pues lo había. Descubrimos que detrás de nosotros se había ubicado el pequeño Aitor, hijo de Marina Melgar y Angel Cobo, que no tendría más de tres añitos, y estaba simulando una actuación de rockero con su pequeña guitarra eléctrica de juguete. Un rockero precoz en la atmósfera de un mundo de hadas, brujas y príncipes azules.

En esta anécdota veremos saltar al escenario a una nutrida representación de la España más inculta y esperpéntica.
Viajaba con Antonio Ladehesa y su mujer Sita por pueblos de Avila, Segovia, Valladolid, Madrid... y no recuerdo si alguna provincia más. Hacíamos el género de moda: "café-teatro", o dicho de una manera más razonable: profanábamos una obra teatral representándola en cualquier lugar, pues lo mismo actuábamos en una sala de fiestas que en la sala de sesiones de un ayuntamiento que en un establo con las vacas allí presentes. Representábamos una obra preciosa: "Las mariposas son libres", y en algunos sitios completábamos el espectáculo con un skecht humorístico de contenido erótico en el que se Sita se "destapaba" hasta donde se permitía cuando aquello. Y en el fin de fiesta cantaba Sita y yo recitaba. También hacíamos la típica rifa de una botella de coñac y un balón o una muñeca. Antonio tenía mucho desparpajo y se le daba muy bien "picar" a los publerinos para que comprasen muchas tiras. "A ver, que no se diga, que en el pueblo de al lado..."
Bueno, pues he aquí que en un pueblo canijo, cuyo nombre siento no recordar, el público estaba absolutamente "pintado", que en el argot teatral significa impasible, amuermado. Vamos, que no parecen de carne y hueso, sino personajes de un cuadro. Ni se conmovieron con la obra romántica ni les hizo gracia el skecht humorístico. Una auténtica manada de borregos o la más genuina representación de la España profunda. Pero ahora viene lo bueno: Nada más terminar nosotros la función, unas quince o veinte bestias se lanzaron al escenario. Uno hizo la voz solista y los demás le corearon en el tema "La Ramona", se acuerdan?... aquello que cantaba Fernando Esteso: "La Ramona es la más gorda de las mozas de mi pueblooooooo!!... Ramonaaaaaa... te quierooooo!!"
El delirio, bravos, aplausos, el público en pie dando palmadas... reventando todos ellos de felicidad!... El mensaje venía a ser algo así como "Hala, que se enteren estos comediantes que los artistas de verdad somos los del pueblo, y si nos llevan la contraria les corremos a garrotazos"

3 comentarios:

  1. Amiga Leona, en la primera línea del post, en donde pone "deficiones", me puede poner "definiciones", please? Dios se lo premie con un buen novio.

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    1. ¡Qué ilusión! Un buen novio es lo que me apetece ahora que la pieza perseguida se ha revelado gallo de corral, ¡juas!

      Seguro que 'Linda' fue un personaje especial y el público así lo vió. Me da que puso muy alto el listón de la compañía, ya que los animales no suelen figurar, y menos de esta manera, como un chucho que "pasaba por allí". ¡Estupenda anécdota!

      Je je je... El pequeño Aitor ya apuntaba maneras de estrella como espontáneo.

      ¡Uf! La tercera anécdota tiene tela. Supongo que nunca más volvieron a esa charca de gorrinos, porque su reacción así mostró lo que eran.

      ¡Feliz miércoles!

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  2. Eran lo más selecto o una escogida representación de la fauna ibérica. Mire usted, ( como diría un político ) yo me crié en el norte peninsular, algo más avanzado culturalmente que el resto de España, lo mismo que Cataluña, y sólo fue a partir de mis primeros pasos en el teatro, viajando por pueblos de la Meseta, cuando me percaté de que los personajes de la boina que hacían Esteso, Pajares o Martinez Soria eran muy poco en relación con los genuinos. Vamos que, los actores o humoristas se quedaban cortísimos al parodiarles.
    Lo de Aitor fue un sorpresón, sin duda; lo de Linda ya se lo conté en otra ocasión, pero me pareció interesante incluirlo con el título genérico de "Espontáneos en un escenario" junto a otras dos anécdotas.
    Pues nada, láncese a la busca del novio, ustedes las mujeres lo tienen más fácil que nosotros. Yo me he vuelto abúlico en esta materia, je, je!
    Gracias por corregirme la palabra errada.
    Buen día!

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Lamentamos que exista moderación de comentarios, pero es necesario debido a ciertos anónimos muy persistentes.