lunes, 8 de abril de 2013

Anécdotas de un mejillón y una leona ( XIV )



El Cristo estaba hecho un cristo.

El Cristo era Eduardo Robledano y tenía un constipado de campeonato, pero voy a contar antes otra anécdota, también relacionada con Jesucristo en un escenario.
El lugar: Casarabonela ( Málaga ) un pueblecito hermoso de casas blancas en la falda de una montaña. En este pueblo concluí mi relación laboral con el Teatro Regional de Angelines García para irme a la mili.
La situación: jodida. No levantábamos cabeza, el negocio había ido fatal en los pueblos anteriores y, para mayor inri, en Casarabonela estaba ocurriendo tres cuartos de lo mismo, casi nadie acudía al teatro. Y, por si fuera poco, se acercaban Jueves Santo y Viernes Santo, dos fechas en las que estaba prohibido actuar.
Mientras tanto, Angelines hacía todo lo posible para que estuviésemos bien. Nos invitaba a comer en la casa particular en donde estaba alojada y nos regalaba tabaco. Ya dije en otro post que era una estupenda persona. La mujer estaba dejando un buen pufo en aquella casa, pero había tenido la suerte de dar con una familia generosa.
Y a alguien se le ocurrió una idea brillante: representar la "Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo" Hacía mucho tiempo que no se llevaba en el repertorio, pero, quien más quien menos, se acordaban algo de los textos. Todo era cuestión de darse la paliza a repasar y fiarse del apuntador. Yo era el único que no tenía idea de tal obra.
El proyecto era muy arriesgado porque en esas fechas recorrían las calles del pueblo varias procesiones, de esas que duran un mogollón de horas, como las de Murcia. Pero se decidió tirar para adelante. Acudieron como refuerzo desde Málaga  un matrimonio de excelentes actores, amigos de Angelines y de su difunto esposo Santiago Colom. Hicieron los papeles principales, él de Jesucristo y ella... no recuerdo si la Virgen María o María Magdalena. El tenía un buen físico y daba una imagen impresionante en la cruz, enriquecido con una magnífica caracterización que nos impresionaba a todos. Siento no recordar los nombres de esta pareja. El resto del elenco doblamos papeles, yo hice dos pequeños personajes, pero ahora sólo me acuerdo de uno: el romano que le azotaba a Jesús.
Conclusión: Llenazos los dos días en los que se representó la obra, y eso que el pueblo era pequeño y había procesiones. Sorpresas de la vida teatral.

Y ahora voy con lo de Eduardo Robledano. Esta anécdota me la contaron, pues ocurrió antes de estar yo con ellos. Y no recuerdo si me dijeron que fue en La Pasión o en Marcelino Pan y Vino.
Introducción a la anécdota: En este tipo de obras de tema religioso se acostumbraba a terminar las escenas con lo que llamaban un "cuadro plástico" Es decir, se cerraba la cortina y volvía a abrirse inmediatamente, apareciendo los actores estáticos, sin mover un solo músculo, e iluminada la escena con una luz especial. El público exclamaba "Ohhhh...!!" y aplaudían entusiasmados.
Bueno, pues el caso es que Eduardo Robledano estaba con un trancazo del copón y había avisado de que no abriesen la cortina después de su escena en la cruz. Pero al responsable de la cortina se le olvidó y la abrió. Y qué es lo que vio el respetable público?... Pues más que sorprendidos quedaron los señores espectadores al encontrarse con un Cristo que corría por el escenario mientras se oían sus "atchis!, atchís, atchís!..."
Eduardo había advertido que empezaba a moverse la cortina cuando ya tenía puestos los pies en el suelo, y emprendió una carrera para no ser visto, pero la cortina fue más rápida que él. Imagínernse a un hombre en taparrabos y con una corona de espinas, estornudando a la carrera.

6 comentarios:

  1. Hello, Leona!
    El el post de abajo he contestado a su comentario.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y yo también. Aunque me ha costado lo mío. Supongo que por irme por las ramas. Ainsss...

      Eliminar
  2. Hombre, ya sabe que a mí me ocurrió algo similar a Eduardo Robledano, pero yo no iba en taparrabos, sólo en zapatillas de estar por casa, je je je...

    Lo cierto es que fastidian esos que manejan el telón, es lo de siempre, personas que no atienden, que se límitan a hacer su trabajo de manera impertérrita, sin atender una petición.

    Excelente trabajo en Semana Santa. Al fin y al cabo, el ganado va a eso...

    ResponderEliminar
  3. Pues yo he tenido muchas veces el mismo sueño en el que me veo desnudo delante de la gente, en la calle, pero no estoy terriblemente angustiado, sino un poquito fastidiado. No sé si tendrá algo que ver con la obra aquella en la que me desnudaba en escena y que también aparecerá en este anecdotario.

    Pues el engargado de las cortinas ( en los teatros de carpa son cortinas, no telones, como podrá suponer ) no era siempre el mismo, sino el que estaba libre en el momento de llegar al final de un acto o de la obra, es decir, al que no le tocaba estar en el escenario en ese momento. Así que nadie era "cortinero profesional", je, je!

    ResponderEliminar

Lamentamos que exista moderación de comentarios, pero es necesario debido a ciertos anónimos muy persistentes.