viernes, 26 de abril de 2013

Anécdotas de un mejillón y una leona ( XIX )



Desnudos integrales sí, pero no para la censura. ( Y II )

Ya dije en la anterior entrada que la calidad literaria de "El secuestro de un fontanero al desnudo" era nula, pero que no obstante tenía su público, como las pelis de Ozores y la telebasura. A lo mejor estábamos triunfando porque aún no había llegado la televisión basura y el público pedía "sensaciones nuevas" ( En la televisión de entonces se podía ver buen teatro: "Estudio 1" )
La crítica nos dio unos palos muy fuertes. Se pueden ver en google críticas del ABC  ( poniendo "Secuestro de un fontanero al desnudo" ) en las que conceptúa a la obra poco menos que de basura e incluso se pasan de rosca al decir que la dicción de los actores era mala. Yo he tenido siempre una dicción excelente y han sido muchísimas las veces que el público ha elogiado mi "preciosa voz", pero los críticos, cuando cogen carrerilla, ya no paran.

Pues sí, aterrizamos en Madrid y nada menos que en el Teatro Figaro, entre las plazas de Benavente y Tirso de Molina y a unos trescientos metros de la Puerta del Sol. No sé cómo se las arregló Alfredo Vázquez para que le diesen luz verde en un teatro de grandes estrenos, si bien era Agosto y en este mes no se estrena casi nada en Madrid.
Yo empecé llevándome una sorpresa desagradable. Me encontré un día esperándome en la puerta de camerinos al dueño de una pensión de la que me había marchado sin pagar antes de salir de gira. La hostia, qué bronca!, pero sólo consiguió que le devolviese la llave, que afortudamanente no la había perdido. Logré convencerle de que no tenía un duro porque la gira había funcionado muy mal y no nos pagaban. A lo mejor no me creyó nada, pero le di pena.
Segundo encuentro desagradable: la censura.

Pues sí, señores, conocí la censura franquista en sus últimos coletazos. Era absurdísimo a estas alturas, pero había que hacerlo. Actuamos en la víspera del estreno para cuatro señores vestidos de negro que se ubicaron en una de las primeras filas de platea. El resto del local estaba vacío, actuamos sólo para estos cuatro soplagaitas. Y lo hicimos sin los desnudos, sin todas las palabrotas que pronunciábamos en cada función y sin las numerosas "morcillas" que habíamos ido sumando al texto pueblo tras pueblo. Era una sensación rarísima la de actuar para aquellos sujetos "pintados" que no sabíamos que coño pintaban ya en España. La obra se autorizó, por supuesto, y no creo que fuesen tan gilipollas como para creerse que lo que habíamos representado ante ellos era lo mismo que íbamos a representar para el público. Yo creo que ni ellos mismos se creían ya que eran "indispensables" en el nuevo organigrama social. Estábamos en 1.977.

No acudió tanto público como en Valencia ni como en muchos pueblos grandes, pues en Madrid ya se habían visto muchos desnudos y en mejores obras, pero sí supuso un éxito el hecho de que no suspendiésemos ninguna función en pleno mes de Agosto. Acudían muchos gais de los que frecuentaban los bares de ambiente de La Puerta del Sol. Algunos sacaron fotos. Al terminar una de las funciones, Alfredo salió en busca de uno de los que habían hecho fotos, pero no le pudo atrapar. Menos mal que ninguno nos hicimos famosos porque quizá estarían ahora nuestras imágenes en pelotas circulando por Internet, je, je!
A veces nos enterábamos de los famosos que acudían a vernos, nos lo contaban los empleados del teatro, porque visto el pastelón de obra que hacíamos, ninguno osó acercarse a los camerinos a saludarnos. Recuerdo esto cuatro nombres: Massiel, Torcuato Luca de Tena, Antonio Garisa y su compañera Mari Begoña y Julio Iglesias.

La obra siguió algunos meses más, pocos, pero yo me despedí allí. Estaba muy cabreado porque Alfredo no nos quería pagar un día de sueldo corrido que nos debía, y nos enteramos de que se lo había pagado a Conchita Criado. Discutí y me puse muy borde, fui un par de días borracho al teatro para joderle.
Cosa de diez años más tarde volvimos a encontrarnos. El vivía en San Vicente del Raspeig ( Alicante ) y trabajaba como representante de orquestas. Me buscó una actuación en Elche y otra en San Vicente. Cuando entonces yo hacía un show humorístico. Lo que no había cambiado de Alfredo era el puro y el maletín de ejecutivo.

( Lo próximo: "La risa irreprimible en escena" )

2 comentarios:

  1. La dicción es muy importante y al carecer de audición es esto lo que me permite entender a quien me habla.
    He visto actores a quienes me es fácil seguir, aunque claro, falla la imagen, TV o cine, al no enfocar siempre y saltar de uno a otro, incluso hablando alguien de espaldas. Por esto necesito el subtitulado. En teatro es imposible, demasiado lejos de mi alcance visual.
    Seguro que usted y yo podríamos charlar horas y horas cara a cara. No es necesario ser actor, hay muchísimas personas con excelente dicción. Lástima que también muchas que no :(

    ¿Se fue de la pensión sin pagar y encima se llevó la llave? Hombre, ¿no podía haberla dejado dentro o en la puerta?
    Pues parece que esto está muy extendido porque una vez, clasificando en Correos los certificados, me salió un sobre de los que usamos para según qué contenido, de plástico, una bolsa cuadrada en forma de sobre. Tenía cierto peso y antes de ponerlo en la casilla correspondiente lo palpé. Era indudablemente una llave de hotel, con el enorme llavero correspondiente, y sí, iba dirigido a un hotel de Barcelona. El remitente era extranjero, creo que de Holanda.
    Lo comenté con los compañeros y nos desternillamos de risa. Dije que seguramente ya habían cambiado la cerradura a esa habitación. O eso esperaba, ya que no es plan de que alguien tenga la llave y se presente para afanar... Pero igual no la cambian. Espantoso.

    Vaya con la censura. Menuda idiotez, porque seguro que es como usted dice, que ni ellos se creían que la obra se representara como se la enseñaron. Pero en fin, comían de eso, ¿no?...
    He leído anécdotas de La Maña, la vedette del Paralelo, contando como, cuando iban los hombres de negro, la modista deshacia los dobladillos de las faldas y al marchar, volvía a acortarlas, ¡juas!

    Bueno, aunque no pasaran a saludar, al menos supo que esos famosos le vieron, algo es algo.

    Vaya con el tipo ese, Alfredo Vázquez. Por desgracia hay bastantes así, en todos los palos :(

    Venga, estoy impaciente por ver "la risa irreprimible en escena", je je je...

    ¡Hasta el lunes!

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  2. Hola!
    Insisto en que tengo muy buena dicción, usted por supuesto que me entendería muy bien pues mi boca es un libro abierto, una vez me sorprendió una chica repitiendo lo que yo había dicho muy por lo bajinis.
    La obra era un petardo y eso lo sabíamos todos los actores, menos Alfredo que se debía creer que representábamos la mejor comedia de la historia, pero todos poníamos mucho entusiasmo en el trabajo y había gente muy valida, pero cuando un crítico ve una obra o una película que no le gusta, ya arrasa con todo, no le importa cuestionar incluso la profesionalidad de los actores, esto lo he podido comprobar muchas veces leyendo críticas de cine o de teatro.
    Pues sí, lo de la llave fue una tontería, una de las muchas que uno comete cuando no tiene experiencia en la vida.
    Lo de la censura fue un absurdo total, estaban de más aquellos individuos, sobraban lo mismo que otras "reliquias" del regimen, pero supongo que a esas alturas sólo les movía un objetivo: cobrar la nómina.
    Buen día!

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