jueves, 11 de abril de 2013

Amécdotas de un mejillón y una leona ( XV )




Gratis al circo y al teatro en Bilbao.




Era Agosto en Bilbao, era la "Aste Nagusia", aunque entonces se decía "Semana Grande" Claro que, tampoco había ikurriñas ni herrikotabernas, je, je!
Me fui a Bilbao con mi amigo Dacio Murguía, tratando de impresionarle agradablemente. Dacio era un sabio local, el hombre que más sabía de la historia de nuestro pueblo, Castro Urdiales. Sus libros y artículos en prensa siempre resultaban muy interesantes, aunque se ganaba la vida repartiendo barriles de cerveza con un camión. Ya no está entre nosotros y hoy en día una sala de exposiciones lleva su nombre.

Yo ya tenía a mis espaldas un montón de funciones con el teatro y presumía de saber más que Lepe, Lepijo y su hijo. Así que le dije a Dacio que íbamos a entrar gratis al teatro en Bilbao, y el pensó que me estaba marcando un farol, pero se dejó llevar como buen amigo.
Obra elegida: "Te casas a los sesenta... y qué?", con el incombustible Paco Martínez Soria.
En la puerta de acceso a los camerinos del Teatro Campos pregunté por el gerente de la compañía, y pocos minutos después conocí a Rafael Duque. Me presenté como actor y le dije que trabajaba en la compañía que dirigía María Teresa Pozón, mi "salvoconducto" a falta del carné de actor. ( Que me lo negó por empanada burocrática el Sindicato Nacional del Espectáculo, como ya relaté en un post anterior ) María Teresa era toda una institución en el mundo del teatro, tanto ella como su hermano eran muy conocidos y apreciados. Rafael Duque ( hermano de la actriz Mari Carmen Duque, como supe después ) no puso ningún impedimento para que mi amigo y yo entrásemos de gorra al teatro. Dacio alucinaba en colorines. A Rafael Duque volvería a encontrármelo unas cuantas veces más en Madrid.
Y nada, pues que lo pasamos bomba con las divertidísimas situaciones de la comedia y los trillados recursos de cómico viejo del señor Don Paco. Y al salir del teatro le propuse a Dacio otro "reto": "Y qué tal si nos vamos a la función de noche del circo?"
Se trataba del Circo Atlas, el de los Hermanos Tonetti, ídolos mios desde que era un crío.


                    


Ni corto ni perezoso pregunté en la entrada por Pepe Tonetti y no tardó en presentarse, pues su roulotte vivienda estaba junto a la misma entrada de la carpa.
Este hombre, uno de los mejores payasos que ha tenido España, cerebro y corazón de los Hermanos Tonetti ( un gran monumento honra la memoria de la pareja en Santander capital ) era sumamente vitalista, campechano y deportista. En aquel tiempo no era tan normal como hoy ver a personas en chandal haciendo ejercicio, y Pepe era un acérrimo partidario de la vida sana.
Me atendió con su mejor sonrisa y nos dio un ratillo de conversación antes de que pasásemos al interior de la carpa. ( Lo que no recuerdo ahora es si ya había entrevistado a Tonetti para el periódico de mi pueblo o si dicha entrevista fue posterior a este día )
Años después entrevisté a Pepe en Madrid, cuando estaba el circo instalado junto a la Plaza de Toros de Las ventas, para la revista Personas ( un proyecto que estuvo en los quioscos muy pocas semanas ) y en otra ocasión, cuando yo ya vivía de casado en Alcalá de Henares, fui con mi mujer y los niños al circo, y Tonetti, el mismo hombre vitalista y dicharachero de siempre, nos recibió con sumo afecto y nos invitó a ver la función en localidades preferentes de pista. El negocio ya iba de capa caída, pero él aún sonreía a la vida y amaba a sus semejantes. Años más tarde, cuando la quiebra económica arrasó su negocio, "Nolo", el clown, el payaso de la cara blanca, se suicidó. Pero Pepe aún vivió hasta la ancianidad y fue presidente del Club de Payasos Españoles.

Mi amigo Dacio Murguía quedó tan favorablemente impresionado por mi "audacia" y el hecho consiguiente de lograr entrar gratis a dos espectáculos el mismo día y en una ciudad en fiestas, que, a partir de entonces, siempre aprovechó la ocasión para contárselo a otras personas delante de mi. Se convirtió en su anécdota preferida de nuestras correrías. Para él había sido algo fascinante, y para mi una cosa normal como actor, un "derecho adquirido", je, je!

Dacio Murguía y Pepe Tonetti, os recuerdo como dos buenas personas que admiré en aquellos tiempos de mi juventud.

2 comentarios:

  1. Estupendas anécdotas. Su amigo Dacio (¿romano?, je je je...) debió quedar encantado, flipando de colorines.

    Tengo una desagradable experiencia sobre las localidades preferentes de pista. Fui con mi hija y embarazada de su hermano, o sea, con una tripa de aquí te espero. No sabía eso de las localidades a pie de pista, simplemente vi unas vacías y allá que me senté con mi niña. Vino un chaval disfrazado de botones de hotel de los tiempos de Aghata Christie o así, y me dijo que no podía estar allí, que para arriba... ¡Joder!, no sé si conseguí trepar los escalones esos y llevar a la nena de la mano, o fue ella la que consiguió empujar mi culo peldaño a peldaño.
    Para acabarlo de arreglar, aterrizamos exáctamente debajo de un foco. Tal como digo, lo tenía en el peldaño de arriba, sobre mi cogote. Me pasé toda la función císcandome en el del foco porque me tenía mareada.
    Y al final resultó que las flamantes localidades a pie de pista no las ocupó NADIE. Debían esperarlo a usted y sus acompañantes... ¡Juas juas!

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  2. Hola!, esperarían a alguna autoridad que no se presentó. Pues ya es mala folla que vaya a ver un espectáculo y le toque esa papeleta.
    No, no era romano aunque el nombre así lo sugiera, je, je!... Para él fue muy sorprendente que se nos abrieran gratis las puertas de los espectáculos, ambos ya vivíamos en mundos diferentes.
    Feliz veekend!!

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