martes, 26 de marzo de 2013

Anécdotas de un mejillón y una leona ( X )





El Gran Juanito, un personaje realmente entrañable


Cierro aquí esta trilogía de pequeños relatos sobre la relación entre comediantes y apuntadores basada en mis primeras vivencias teatrales.
Juanito Torres era bajito, no enano, y con una muy visible deformidad: su joroba. Cara de pillo y lentes de muchas dioptrías. Añadamos a esto su carácter cachondo y ya está definido el personaje.
A pesar de su físico nada agraciado, y por razón de su labia y sentido del humor, se llevaba al huerto a las mozas de los pueblos, y quien dice al huerto dice al trigal o a cualquier otro escenario no teatral en donde pudiese beneficiárselas amorosamente. Y hacía asco de las feas, era un sibarita sexual, se permitía elegir el género como si fuese un galán de Hollywood.
En cierta ocasión fue sorprendido manos en la moza y apareció publicada la amonestación en la puerta de la iglesia, una costumbre antañona que aún conservaban en algunas aldeas, algo así como "Han sido vistos en acto de fornicio los pecadores Juan Torres Tal y la señorita de este lugar Fulanita Tal y Tal..." Solía repetirnos la anécdota con pelos y señales a requerimiento del personal y nos partíamos de risa porque tenía una gracia enorme como narrador oral. Nos lo pasábamos bomba cuando bromeaba con su colega el saxofonista Emilio Muñoz, otro cachondo de campeonato. ( No confundir, por supuesto, como Emilio Muñoz el torero )

No recuerdo la edad que tenía Juanito. Yo era un joven de 21 años, eso sí lo recuerdo, pues corté la gira con esta compañía para incoporarme a la mili. El andaría entre los treinta y algo y los cuarenta. El teatro portatil en el que actuábamos era el Teatro Regional, y la dueña y primera actriz era Angelines Garcia, viuda de Santiago Colom, una mujer encantadora, dulce, buenísima en el trato con todos nosotros.

Juanito no trabajaba como actor, pero formaba parte de la pequeña orquesta que amenizaba el fin de fiesta de variedades, tocando la batería. Era un buen batería, y también recitaba y contaba chistes. Yo presentaba el show y actuaba en los skechts humorísticos. Y cantaban Mari Carmen Soriano y su madre: Carmiña de Levante. Entre los músicos también estaba el organista Severino Reyes. El Gran Pepón, marido de Carmiña y padre de Mari Carmen, un excelente caricato valenciano, ya no podía salir a escena por su afonía crónica y trabajaba como taquillero.

Y ahora viene lo de Juanito Torres como apuntador. Indudablemente, al no trabajar en las comedias, asumía el rol de apuntador situándose tras los decorados ( En este teatro no había concha ) Por el escenario nos movíamos Angelines García ( la dueña y primera actriz ) Julio de Torres, Eduardo Robledano, Angelita Palacios ( mujer del anterior ) José Palacios ( padre de Angelita ) las antes citadas Carmiña y Mari Carmen y el que suscribe.
Don José, un hombre mayor, era un poco duro de oído, y le pedía a Juanito que se situase cerca de la zona del escenario en donde él estaba actuando para escucharle bien el texto. Pero no siempre se "compenetraban". Dábase el caso de que por despiste de alguno de los dos, Juanito se situaba en un extremo del escenario y Don José se encontraba en el extremo opuesto, o mejor dicho: uno en un lateral y el otro en el lateral opuesto. De pronto Juanito se percataba de que allí no tenía a Don José e iba en su busca. Y Don José, que acababa de darse cuenta de que allí no estaba Juanito, hacía lo propio. Se cruzaban en su peregrinaje y volvían a estar a una legua el uno del otro. Y a todo esto el público mosqueado por los movimientos raros que hacía aquel actor y sus silencios inexplicables o parlamentos extraños. Naturalmente, algunos espectadores avispados debían olerse la tostada.

Gracias por su atención, mis queridísimos lectores o números estadísticos.

7 comentarios:

  1. ¡Ja ja ja! la anécdota de que Don José y Juanito se cambiaran de sitio sin coincidir, cual barcos de antaño en la niebla, es muy divertida.
    Y anda que lo de las amonestaciones en la puerta de la iglesia... Esto me ha recordado a Soledad, una solterona amargada del pueblo de mi ex, en Sevilla.
    No tenía otra cosa que hacer que salir de noche a la placita, llena de olorosos naranjos y bancos, y tirar agua a las parejitas que pelaban la pava tranquilamente. Ya ve, estaban en un sitio público, a la vista de cualquiera que saliese a dar un paseo, no hacían nada más que tomarse las manos, charlando quedamente y besuqueándose, y aparecía esa bruja enferma mojándolos y gritando como loca.
    Siempre vestía de negro, con un tirante moño y tuvo un disgusto terrible cuando llegó el nuevo cura. El Hermano, como quería que lo llamasen en vez de padre, se hizo enseguida con los jóvenes y solía estar con ellos tomando unas cervezas y charlando en las noches veraniegas.
    Le conocí -y a ella también-, era un buen tipo, muy culto y de gran humor, contando chistes, haciendo bromas, pero recomendando libros para luego debatirlos. Hacía mucho por la juventud, sin sermones, de igual a igual, aconsejando sin escandalizarse por las relaciones sexuales propias de la edad.
    Supongo que Soledad estaba convencida de que había llegado el Anticristo, ¡juas juas!

    Buena anécdota la suya, como todas. Mañana me toca a mí en la mansión de un marqués, aburrido de tener tanta pasta.

    ¡Buen día!

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    1. Pego aquí la respuesta de Mencigüelo Mejillón, dejada en mi correo electrónico ante su imposibilidad de hacerlo directamente en el blog.

      Ya me dirá cuando pueda si ha recibido los dos emails, este y el anterior comentando sus comentarios en los blogs, y es que ya no me fio de nada.
      Una vieja como la que me cuenta, también la había en mi pueblo, la llamaban "La pantalonera" porque se dedicaba a este menester, hacer pantalones para los hombres del campo. Pues todo la escandalizaba, nos gruñía a los jóvenes por cualquier nimiedad, por llevar el pelo largo o por reirnos por la calle.
      Los curas obreros o curas rojos fueron un quebradero de cabeza para muchas autoridades y un aire fresco, renovador, para la gente sencilla, sobre todo la juventud.
      Pues a lo mejor esos marqueses son "Los marqueses de Matute", una comedia que también hice en una de las carpas. Espero ansioso su publicación. Por mi parte ya tengo un listado de posts con anécdotas que va a durar la tiro. Tengo unos veinte apuntados y no salgo todavía de los años setenta, porque he decidido llevar un orden cronológico, según va avanzando mi vida, aunque doy pequeños saltitos atrás o adelante en relación al tema que trato, como ha ocurrido con el de los apuntadores. Aún me falta mucho para llegar a la tele y el cine y mis relaciones con algunos famosísimos. Le comento todo esto porque, como la cosa se puede hacer eterna, cada vez que usted quiera cortar para desarrollar otra actividad, por ejemplo: concurso de relatos de verano o lo que se le ocurra, usted corta y santas pascuas, y cuando el espacio vuelva a quedar libre reanudamos lo de las anécdotas del artisteo. Le parece?
      Bueno, pues ya me he dado la gozada de explayarme. Je, je!
      Nos vemos mañana!... aunque todavía estoy un ratillo por aquí por si me contesta ahora.

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    2. Soledad no cosía ni limpiaba... Era la dueña -ignoro si sigue, ya lo preguntaré- del flamante 'Salón Soledad', dedicado a celebraciones boderiles. Estuve un par de veces como invitada, aunque pronto le salió competencia en la venta de Curro Pollo, es decir, Curro el de los pollos a l'ast. Por supuesto, no había comparación, así que creo que Soledad se quedó papando moscas.

      Sobre mi anécdota de mañana, ignoro si había una marquesa, no llegué a verla, pero el salón estaba empapelado de títulos enmarcados del marqués y a este sí le vi y tuve ocasión de observarle después de mi actuación. Mañana lo contaré.

      Como le he dicho en privado, no creo que ninguno de nuestros marineros esté ansioso de intervenir... Siguen sin dar un título para el Cambiazo, aparte de luispihormiguero, usted y yo. El de Periódico no sirve al sernos desconocido.

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  2. Don Lupishormiguero tiene anécdotas teatrales que contar?... De cualquier forma, como ya le he señalado, cada vez que usted lo desee interrumpe esto y convoca un debate, un concurso, lo que quiera. Y no lo digo por mi, je, je, que tengo cuerda para rato con las "batallitas" del teatro y la tele.
    Feliz miércoles!

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    1. No, nuestro luispi no es de la farándula, yo me refiero a la anterior actividad, 'Cambiazo a la historia', que no ha llegado a empezar.
      Usted propuso 'Titanic', yo, 'El Señor de los Anillos', y luispi '1984'.
      Periódico propuso una que no conocemos -al menos yo-, y no ha dicho otra. CASASREALES no ha vuelto, por esto aquella actividad está parada.

      Es imposible darle entrada si no nos ponemos de acuerdo en las novelas propuestas. Y otra cosa, viendo que tampoco se interesan por nuestras anécdotas, me da que estamos manejando el galeón nosotros dos solos...

      ¡Avante toda, señor contramaestre!

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    2. Tengo Titanic "congelado", dispuesto para cuando sea menester sacarlo de la nevera.
      La que propuso el rey del cuarto poder en el Prat es "Dune", que yo tampoco he leído pero la vi en el cine.
      Buen día!

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    3. Cierto, 'Dune'. Tuve que ir a preguntar al señor Google porque no tengo ni idea, ni novelas ni peli.

      Si los participantes no conocemos la obra propuesta, es imposible el "cambiazo", puesto que no nos vamos a enterar de él.

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Lamentamos que exista moderación de comentarios, pero es necesario debido a ciertos anónimos muy persistentes.