martes, 14 de agosto de 2012
Vicentín en la playa
El matrimonio formado por Vicente y Esperanza tenían tres razones importantes para acudir a la playa ese día, la primera que estaban en pleno verano, la segunda que lucía el sol maravilloso, nada de extrañar en la costa levantina, y la tercera que hacía tiempo que no sacaban a Vicentín de casa, con lo que le gustaba al niño la playa!
Vicentín jugaba con el cubo, el rastrillito y la palita metiendo y sacando arena, como casi todos los niños pequeños, al menos los que aparecen en acuarelas o en fotos simpáticas anunciando algún producto. Vicentín estaba en su mundo pero Vicente y Esperanza discutían.
Sí, sí, de acuerdo, - decía Vicente - un día estupendo y todo eso, pero no creo que lo más acertado haya sido venir a la playa.
- Siempre con tus tonterías, Vicente, qué tiene que ver la crisis con que nos apetezca venir a la playa?
- Pues mira, hay poquísima gente por aquí, todos los demás están en casa.
- Pues ellos se lo pierden, leñe!
Interrumpió Vicentin dado gritos:
- Mamá, papá, un avión, un avión!
- Qué te he dicho, Esperanza, un avión, ahí lo tienes.
- Santo Cielo, qué tiquis miquis eres!
Y entonces asomó doblando el cabo un barco de guerra. El avión enfiló directo al barco y cuando lo lo tuvo debajo le lanzó varias bombas. El barco no reaccionó a tiempo para defenderse y a los pocos minutos se hundía en las mansas del Mare Nostrum.
- Anda, vamos levantando el culo y pitando para casa. Ves como tenía yo razón, Esperanza?
- Vale, para ti la perra gorda. Chico, parece que eres tú el que provocas todo lo negativo!
A Vicentín le llaman ahora Don Vicente y ya tiene 81 años. Es un hombre con muy buena memoria y nunca ha olvidado aquel día en el que sus padres le llevaron a la playa y vio como un avión de guerra bombardeaba a un barco de guerra. Corría el mes de Agosto de 1.936.
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¡Uf!, vaya día de playa...
ResponderEliminarGracias a eso Don Vicente ha podido contarles algo a sus nietecillos, je, je!
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