lunes, 13 de agosto de 2012

El duendecillo del sandcastle.





Padre e hijo se afanaron en concluír su sandcastle. Estamos en Inglaterra, en Blackpool, en la playa... in front of Irish Sea.
Es Agosto pero puede llover en cualquier momento. Hay muy poquita gente en la playa. Tampoco se ven muchos barcos en este trozo del Mar de Irlanda.
Ya está terminado el castillo de arena.
- It's beatiful, daddy!

   El niño está emocionado y el padre sonríe orgulloso. Se le ocurre algo para avivar su fantasía, como si los niños no fabricasen la suficiente fantasía en sus mentes.
- The sandcastle is magic!... - El niño mira al castillo con los ojos abiertos como platos - Un duendecillo ha cruzado el Mar de Irlanda en dos segundos y se ha introducido en nuestro sandcastle. A lo mejor si le pides un deseo te lo concede.
Había menos nubes en este momento. El azul del cielo se fue extendiendo y asomó el Sol. Una cascada de luz iluminó la playa. Agosto se hizo más Agosto y menos Agosto inglés. Pasó un enorme avión por encima de ellos. Sintieron calor , la temperatura había subido. Se vieron rodeados de niños y mayores por todas partes, de toallas y sombrillas. Miraron hacia atrás y el paisaje había cambiado por completo, y en donde antes estaba el ancho paseo de Blackpool, había ahora un paseo más estrecho y al otro lado una hilera de casas blancas de una planta.
- Look, daddy!
Y el padre miró hacia donde señalaba el niño, hacia el mar. La línea del horizonte había desaparecido y en su lugar se veía una larga franja de tierra con muchos edificios altos.
Sintieron unas ganas inmensas de bañarse y así lo hicieron. El agua estaba templadita.
- Oh, It's very good, daddy!
Chapotearon a placer durante cerca de veinte minutos, rodeados de nadadores y nadadoras, de chapuzones, de risas, de una alegría especial como nunca habían sentido en su vida, sin preguntarse por la razón de aquel prodigio, como si todo aquello fuese lo más natural del mundo.
La temperatura del agua se fue enfriando, lo que les obligó a regresar a la arena rapidamente. La playa volvía a ser la de antes, con poca gente paseando o jugando sobre la arena. El cielo dejó de estar claro y el sol se escondió tras una nube muy grande. Desapareció La Manga del Mar Menor y dejaron de pasar los aviones llenos de ingleses deseosos de tostarse con el Sol del Mediterráneo.

La playa de Los Alcázares ya no estaba, pero ellos seguían estando en Blackpool Beach, in front of Irish Sea, enfrente del Mar de Irlanda y sus frías aguas, sus muy frías aguas!
El castillo de arena continuaba en su sitio. Se sentaron sobre sus toallas y miraron al mar. Fue entonces cuando comprendieron la magnitud del prodigio.
- My God, qué ha pasado, hijo mio?
El niño lo sabía.
- Pues que el duendecillo del sandcastle me ha concedido el deseo. Thanks for everything!

                                              THE END

 

( Disculpen por toda la palabrería inglesa incluída en el relato. Un poquito ha sido por situar a los personajes en su tierra y un poquito por esnobismo. Sorry! )       

5 comentarios:

  1. AVISO.

    Don Bonifacio me ha comunicado que hay un error en esta entrada y que no ha podido enmendarlo por problemas técnicos, conque mañana habrá algún leve cambio sin importancia.

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  2. Pues no, no hay ningún lapiz amarillo, sólo hay reclamos de unirse a twiter, a facebbok y no sé que más. Me jode mucho porque soy perfeccionista y ahí queda la cagada. Voy a poner ahora otro con muchísimo cuidado, ya que no puedo corregirlos si al después de puestos encuentro algo mal escrito.
    Y si los próximos lo hacemos como el año pasado, me los pasa usted mi mi blog a este?... si no es mucha molestia, por supuesto.

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  3. Vaya, después de dejarle el comentario anterior le ha dado por salir al lapiz amarillo de los huevos. Ya he corregido el fallo.
    Gracias por todo.

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  4. De nada; me alegro de que lo haya conseguido.
    A mí no me supone ninguna molestia pasárselo de su blog aquí. Ya me lo dirá si quiere

    Ah, la imaginación... Es muy, muy poderosa. Pero hay que tener cuidado porque tanto puede ser agradable como tremendamente horrible; hay que controlarla, no dejarse controlar por ella.

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Lamentamos que exista moderación de comentarios, pero es necesario debido a ciertos anónimos muy persistentes.