domingo, 6 de septiembre de 2015

Concurso veraniego de Relatos Cortos 2015. XIX

Las bases del concurso aquí.

RELATOS ANTERIORES:



Fábrica de Sueños 
Risa cantarina
¡Antes le pegaré fuego! 
El chuchete poseido por la nutria
MOSQUITO 
La playa de mamá 
DESTINO FINAL 
Descubrimiento y castigo 
VACACIONES EN EL MAR
LOS PROTOCOLOS NO SON PARA EL VERANO...
Posiblemente una historia triste 
LA OTRA CARA DEL VERANO
Saque de honor 
LA CHAPA
Trueque de amor
KUNG FU de verano
¡Vamos a la playa, calienta el sol! 
Un triángulo feliz





 



Se llamaba Justino, como Justin Bieber, pero en español, lo cual significaba que era una persona mayor, pues desde hace unos cuantos años no es normal que se bautice a las criaturas con ese nombre u otros como Nicéforo, Abundio o Alcibiades. Los más respetuosos le llamaban Don Justino, aunque nunca había tenido dinero. Pero cierto día le sonrió la suerte en forma de pellizco del Gordo de Navidad. Vale, pues teniendo en cuenta este ascenso social, yo también le voy a llamar Don Justino en el relato. 
Fue el día más feliz de su vida, no tuvo que decir eso de "mientras haya salud" Y el primer gasto que hizo fue una dentadura postiza. Estaba contentísimo. El día en que estrenó la dentadura comió turron del duro y almendras garrapiñadas. Y todo gracias a Dios o al Azar, o a ambas realidades abstractas.
Llegó el verano y diose en pasear por los muelles como todos los veranos, sintiendo la brisa fresquita del mar al atardecer, el olor del salitre, saludando a los viejos conocidos y a los guardias, observando a las chillonas gaviotas y, sobre todo, babeando ante el paisaje de chavalas en topless que tomaban el sol sobre la arena de la playa. "Mira, por ahí viene Millonetis a darnos un repaso", solía decir alguna cuando se aproximaba el abuelete.
Pero ese día, el día en el que empieza a centrarse este relato, decidió acercarse al puente romano que hay entre el final de la dársena y la iglesia de Santa María. Desde él se arrojan los chavalines al agua, compitiendo por atrapar las monedas que les lanzan los turistas.
Don Justino estornudó con tanta potencia que la dentadura le salió disparada de la boca, cayendo en el agua. Un crió que lo vio le dijo: "¿Me da cinco euros si se la traigo?!"; "Si, si", contestó sin pensárselo Don Justino, visiblemente nervioso por haber quedado en ridículo y por miedo a perder su más preciado tesoro. Pero, para su asombro, se arrojaron al agua veinte chiquillos, ¡veinte!
"Pues vaya, puede originarse un conflicto gordo si se pelean entre ellos por mi dentadura, ¡madre mía!"
Pero no ocurrió tal incontingencia porque no apareció la dentadura. ¡Increible!, ¡no podía ser verdad que ninguno de ellos hubiese localizado la dentura!, ni siquiera dio tiempo a que esta llegase al fondo. Algunos mayores les increparon:
"Podeis ver una moneda de euro dentro del agua y no podeis ver una dentadura que es mucho más grande. ¡Vaya un atajo de mamarrachos!"

La casa en donde vivía Angelín con su madre Angela y su abuelo Facundino era la más pobre del pueblo porque sus moradores eran pobretones como perros callejeros. Bueno, no tanto, pero muy pobretones sí.

- Abuelito, te traigo un regalo, ¡toma! - Le dijo Angelín a su abuelo colocándole en la mano la ex dentadura de Don Justino. - ¡Venga, pruébatela!
Facundino recibió el regalo con una sonrisa de esas grotescas de los que no tienen dientes. Y al momento se metió la dentadura en la boca.
No le quedaba tan perfecta como un guante, pero podía apañarse. Aquella noche masticó unas rodajas de chorizo que le compró su hija Angela para que celebrase el acontecimiento.
- Ummm... ¡qué rico!, ya me había olvidado de lo bien que sabe el chorizo.
- Pero ya sabes que no puede ser todos los días, eh, papá. - dijo Angela.
- Y no te olvides de quitarte la dentadura para salir a la calle, no sea que se entere Don Justino. - le recordó Angelín.
- Es solo para comer. - remachó Angela.





7 comentarios:

  1. Je je je... Buen regalo, el de Angelín a su abuelo. Total, Don Justino ya tiene pasta para comprarse otra dentadura.

    Gracioso y entrañable relato, con el detalle del chorizo comprado por Ángela a su padre, y la ilusión y picardía de Angelín al decirle al abuelo que no se pusiera la dentadura para salir a la calle. Me ha gustado mucho.

    ¡Feliz domingo, señor contramaestre!

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  2. ¡Gracias por todo!, por el elogio al relato y por el deseo de feliz domingo. Hace bueno y mi intención es ir a Liverpool a tomarme un helado, jeje! Espero conseguirlo, pero puede suceder lo de muchos fines de semana, que llame mi hija para que la ayude en algo. Ya le contaré. ¡Felicísimo domingo!

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  3. Tenga cuidado al tomarse el helado no se le vaya a caer la dentadura postiza. Imaginacion con su caracteristico toque algo macabro. Esta gracioso.

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  4. ¡Buenos días, Doña Mar!... Sus consejos siempre son bienvenidos, a partir de ahora tendré muy en cuenta esta eventualidad. ¡Feliz semana!

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  5. Buenos dias desde Asturias. Aqui estoy disgrutando del verdor de los prados y del Cantabrico. Esto se parece mas a Manchester que Almeria jeje. Por cierto,;feliciteme que desde ayer ya soy un año menos joven o un año mas madura segun se mire.

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  6. ¡Pues muchísima felicidades, reina de las playas almerienses y asturianas!, ¡dama excelsa del Cantábrico y del Mediterráneo!... De acuerdo, en el verdor se parece Asturias a Inglaterra, pero hay una diferencia enorme, muy enorme porque es una diferencia de altitud, aquí no hay montaña, falta la mágica y poderosa presencia de las montañas del norte de Celtiberia.
    Pues alégrame muchísimo que solucionase su problema de con quién dejar a sus "niños", y si se le ocurre cumplir más años, usted dígamelo si no me entero, porque Facebook ya no lo recuerda con la formalidad de antes.
    ¡Un abrazo, gran amiga!... ( Si usted me deja, ¡jaja! )

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  7. Por supuesto, los abrazos siempre son bien recibidos. Muchas gracias por sus palabras. Estas montañas de prados y bosques son un paraiso. El año que viene me busco la forma de venir mas tiempo y traerme los "niños". Un besote

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