miércoles, 19 de diciembre de 2012

Feliz Noche Buena, Claudio!

I Concurso de Relatos Cortos Navideños





Doña Purita y su amiga Teresita, dos respetables damas otoñales de la Villa y Corte, salieron de compras en la tarde de Noche Buena de unas navidades muy frías.
Toparon con un mendigo que estaba acurrucado en el suelo junto a un vaso de cartón cortesía de McDonald's, en el cual había más monedas que de costumbre, dado que en estas fechas "señaladas" muchas personas de las casas se obligan a ser bondadosas con las personas de las calles.
- Tome usted, buen hombre, para que pase una Noche Buena mejor - Le dijo Doña Purita al mendigo dejando caer un billete de cinco euros en el vaso petitorio. ( Sólo cobraba una pensionciata para ir tirando, pero en Navidades se permitía alguna generosidad de este tipo )
El hombre sonreía pero no dijo una palabra.
- Ay, hija, seguro que nadie le ha echado tanto dinero como tú, - explayose Teresita - se ha quedado mudo de la emoción.
- Sí, hija, pero sonríe, a lo mejor le hemos hecho feliz. Adios, buen hombre, adios!
Y allí quedó el buen hombre con su sonrisa congelada, su vaso de McDonald's y su gorrito de Papa Noel, uno de esos gorritos que se ponen casi todos los mendigos al llegar a estas fechas, como si formase parte de un uniforme de mendigos navideños.
La sonrisa congelada, un moco congelado, el corazón congelado y la vida congelada. La vida azarosa de un hombre que fue descendiendo a las cloacas de la sociedad hasta convertirse en un pordiosero o mendicante, el mismísimo rumbo que siguen tantísimos otros por desgracia.

Doña Purita y Teresita regresaron.
- Mire, buen hombre, hemos pensado en obsequiarle con más cosas, aquí tiene una cajita de higos pasos y una botella de Quina Santa Catalina, que es medicina y es golosina. Que lo disfrute, amigo!
- Ay, hija, vamos! - Se inquietó Teresita - esa sonrisa está empezando a preocuparme. Creo que este hombre necesita un médico o algo así; vamos a ver si encontramos un guardia municipal. - Y tiró de Doña Purita calle arriba.

Nada más marcharse las buenas samaritanas apareció una pareja joven de voluntarios con su termo de café galletas y algunas mantas.
- Qué tal Claudio, cómo van esos ánimos?... Quieres café?... Claudio, quieres café?
Intervino su compañero:
- No te molestes, María, me parece que Claudio ya nunca más va a tomar café.
A la joven voluntaria se le encogió el corazón y unas lagrimitas brotaron en sus ojos, y aún así encontró fuerzas para decir.
- Feliz Noche Buena, Claudio... también para ti.

Cuando Doña Purita y Teresita encontraron un guardia municipal, ya no se acordaban en que calle habían visto al mendigo.
- Tu crees que le gustarán los higos pasos, Teresita?
- Ay, pues no lo sé, hija, a lo mejor hubiese preferido un bocadillo, que sé yo!
- Pobre gente!




5 comentarios:

  1. Triste relato, y por desgracia real como la vida misma.
    Lo ha plasmado usted con su habitual toque de humor, dejando el hecho triste de fondo, como el cielo con estrellitas de los belenes que está ahí pero no se mira.

    Me he permitido editar su entrada porque en el primer párrafo ponía Noche Vieja en vez de Noche Buena.

    ¡Buen día!

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  2. Jo, lo de Noche Vieja en lugar de Noche Buena es otro de mis rasgos de galopante senilidad o empanadas mentales tercera edad.
    Buen miércoles!

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  3. Como dice Leona, tan triste, tan real, y con ese toque de humor español que dejamos a nuestro paso por muy agria que sea la situación.
    Estupendo relato Don Bonifacio.

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  4. Muchas gracias. La Navidad es una mezcla de tristeza auténtica y felicidad artificial. La gente se comporta de forma distinta que el resto del año, como los ultras dentro del estadio, y parece que es obligatorio ponerse la máscara de espiritu navideño o espíritu consumista, que ya casi son la misma cosa.
    Feliz año entero!

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  5. Persona Bonifacio. Pensé que solo eran dos relatos. Aunque no hubiera cambiado mi votación.

    El relato es muy triste y esta muy bien narrado.
    Me han gustado tus dos personajes, tan distintos el uno del otro como las caras de una moneda.
    Desgraciadamente la historia se ajusta mucho a la relidad.

    Un saludo.

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