Relatos anteriores:
1- Fieras en la playa. De Iñaki Zurbano Basabe
2- Llegado el verano. De Enriqueta Jiménez Herrera
3- Empanada gallega. De Iñaki Zurbano Basabe
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Autor: Leona Catalana. (Fuera de concurso, no se le puede votar)
Sadismo en el hospital
Aquel verano fue un horror para los pobres pacientes del hospital Santa Alegrías de Chanchullos del Condado.
El
personal se había empeñado en suplir los recortes gubernamentales
alegrando por su cuenta a los pacientes y para ello se proveyeron de
disfraces, narices de payaso, maquillaje acorde y todo lo que pillaron a
mano.
En la imagen de arriba, las de la
planta de geriatría, emulando a las 'Ángeles de Charlie', tal vez por
eso de la edad... Sabemos que más de un abuelo sufrió un susto que casi
lo lleva al otro barrio por la impresión de ver abrirse la puerta y
aparecer estas con gestos raros y para nada dignas de confianza.
Esta niña recién nacida,
en cuanto abrió los ojos se puso a berrear, que quería volver a dónde
estaba, que allí no había monstruos espantosos acechándola. Su pequeño
corazoncito se puso a mil y tuvieron que ingresarla en cuidados
intensivos bajo estricta vigilancia.
El
asunto tomó tales proporciones, con quejas y manifestaciones en el
vestíbulo del hospital de familiares, alarmados por lo que creían ser
una maniobra solapada de eutanasia, destinada a bajar las listas de
espera dejando camas libres de las pocas que tenían en uso, que alguien
"de arriba", acojonado al ver peligrar su puesto, decidió enchufar de
enfermera jefe a su prima Virtudes.
Esta es Virtudes del Sagrario y de los Santísmos Santos Gómez Teruel.
Nada
más llegar y constatar lo que se cocía, chilló algo así como "¡Malditos
progres! ¡Perroflautas! ¡Piojosos!". Y se acabó el miedo en el
hospital.
Al menos por
parte de los pacientes, que no veían nunca a doña Virtudes, pero
entonces empezó el terror para el personal. Fue un torrido agosto
plagado de bajas y algún que otro suicidio inexplicable.
Nunca
llueve a gusto de todos y el verano suele ser peligroso porque el calor
derrite los sesos. A los que los tienen débiles, claro, je je je...
Es la segunda vez que aparezco esta tarde con la intencion dejar comentarios por aqui y siguen sin salir las fotos. Tomorrow lo intentaré desde otra biblioteca a ver si hay mas suerte. ( Es que me he dado cuenta de que en este relato, por ejemplo, tienen que ver mucho las fotos )
ResponderEliminarEfectivamente, es necesario visualizar las fotos para entender lo narrado.
EliminarEl fallo no reside esta vez en el cacharro que usa usted porque yo he recibido notificación de este comentario suyo y al venir no estaba. ¡Plaf, volatizado! He tenido que irme y volver para que fuera por fin visible.
Es Google, está completamente imposible.
Le estoy respondiendo a su correo. ¡Hasta luego!
Oh, por fin voy a dejar mi comentario aquí!... Albricias!... Comento: las doctoras o enfermeras "terrorificas" ( aunque no tanto como ese engendro diabólico conocido como "el payaso de MacDonalds" ponen patas arriba el hospital no respetando a niños ni a grandes. Sólo se resisten a pasar por la planta en donde estan los enfermos infecciosos porque resulta muy complicado dar besos con lengua sin despojarse de la narizota de pega, y tal narizota es básica para ejercer tal función terrorífica. Pero el terror es mayor cuando aparece Doña Vitudes, que aunque no luce la festiva nariz del terror, se basta por si misma para sembrar el párroco por doquier.
EliminarConclusión: Al llegar Doña Virtudes, a la sazón enfermera capo, se incrementó el número de fallecimientos por infarto entre los mayores y de traumas infantiles entre los diminutos recién llegados a este barrio de lágrimas y atrocidades.
Buen trabajo, cruel narradora, je, je!
Joder, qué gazapo, he incluído a un miembro de la santa Iglesia sin querer, se lo juro!... La palabra pretendida era "pánico"
EliminarOiga, esto va bien, ya hay muchos relatillos por aquí, al final va a ser la edición con más participación.
No hombre, no, al llegar la enfermera jefe, los fallecimientos no se incrementaron entre los pacientes, sino bajas entre el personal, imposibilitado para seguir sembrando el terror en las plantas.
EliminarUsted, como es progre, no se entera, je je je...
Efectivamente, esta edición tiene ya 15 relatos seguros (sin contar los míos) y posiblemente más, aunque el tiempo se acaba.
Voy leyendo, a ver que resulta al final
ResponderEliminarRecuerda que tienes tres votos y debes utilizarlos. ¡Ni se te ocurra escaquearte!
Eliminar¡Todo mi apoyo a Virtudes del Sagrario y de los Santísmos Santos Gómez Teruel! ¿Qué eso de que los médicos vayan por ahí eutanasiando pacientes con narices de payaso? Hay que ver...
ResponderEliminarPor cierto, fuera de concurso... qué lastima :(
Pero bueno, ¿y qué más da que ganes tú, Teresa? Si ganas es porque te lo mereces, anda que... ¿se desmotiva el personal? Anda ya... eso sería de ser... malos perdedores.
Cosas, amigo. Este año tenemos nuevos participantes y tal vez en la siguiente edición vuelva a hacerlo yo.
EliminarPor cierto, ni a Mencigüelo ni a Jesús les molesta en absoluto que gane yo. Como tampoco a ti, ya lo sé, pero lo decidí para animar a otros y de momento, parece que ha funcionado (aunque sean nuevos)